Las gambas rebozadas son uno de esos clásicos que nunca pasan de moda. Crujientes por fuera, jugosas por dentro y con ese sabor marino tan reconocible, funcionan igual de bien como aperitivo, entrante o parte de una comida informal. Aunque muchos piensan que se trata de una receta sencilla, lo cierto es que lograr un rebozado perfecto, dorado y con textura ligera, tiene sus trucos. Y una vez se dominan, el resultado puede rivalizar con el de cualquier restaurante especializado.
Lo importante de unas buenas gambas rebozadas no solo está en la calidad del producto, sino también en el tratamiento de cada paso; desde la elección del rebozado, hasta la temperatura del aceite. Esta receta no requiere ingredientes difíciles de conseguir, pero sí un poco de atención al detalle. A continuación, te explicamos todo lo necesario para conseguir unas gambas rebozadas súper crujientes y llenas de sabor, tal como las hacen los expertos.
3Cómo lucirlas para que parezcan de restaurante

Las gambas rebozadas, bien hechas, no necesitan más que una buena presentación para conquistar. Pueden servirse sobre una base de hojas verdes, acompañadas de una salsa casera como alioli suave, mayonesa con limón o incluso una salsa de yogur con eneldo. Para quienes prefieren un toque más picante, unas gotas de salsa sriracha o una vinagreta con mostaza pueden hacer maravillas.
Este plato es ideal para compartir en una comida informal o como protagonista de una cena con amigos. Las gambas rebozadas, cuando se preparan con mimo y siguiendo los pasos adecuados, dejan atrás la etiqueta de “receta fácil” para convertirse en un bocado memorable. Al fin y al cabo, el secreto está en los detalles como una buena materia prima, una técnica cuidada y, por supuesto, las ganas de disfrutar comiendo.