El caso de corrupción que ha fulminado políticamente Santos Cerdán, hasta hace poco número tres del PSOE y una figura clave en la interlocución entre Ferraz y el independentismo vasco, ha tenido un efecto directo en la reconfiguración de estrategias políticas en el País Vasco.
En particular, EH Bildu ha comenzado a marcar distancias con Madrid y a recuperar un discurso más centrado en la agenda vasca, en contraste con su creciente influencia en la política estatal de los últimos años. El coordinador general de la coalición abertzale, Arnaldo Otegi, ha reconocido que el empresario Antxon Alonso actuó como intermediario para facilitar un encuentro entre él y Santos Cerdán.
La reunión tuvo lugar cuando Cerdán buscaba afianzar una vía de comunicación directa con la izquierda abertzale para facilitar acuerdos parlamentarios en Madrid. Antxon Alonso, empresario guipuzcoano y natural de Elgoibar, es socio de Cerdán en la empresa Servinabar, una sociedad que ha saltado a los titulares por su presunta implicación en tramas relacionadas con el caso Koldo.
Según Otegi, la cita se organizó a través de un amigo común, y en ella se sentaron las bases para la futura colaboración política entre el PSOE y EH Bildu, que se ha traducido en votaciones clave para la gobernabilidad de Pedro Sánchez en el Congreso durante más de 5 años.
EL PNV TOMA DISTANCIAS
Las palabras de Otegi vienen a confirmar la sintonía entre Cerdán y Alonso, revelada también en la reciente declaración del exdirigente socialista ante el Tribunal Supremo. En ella, Cerdán reconoció sin ambages sus vínculos con Bildu y el PNV, matizando que gran parte de esa interlocución fue posible gracias a su socio empresarial.
Aunque desde el Partido Nacionalista Vasco niegan cualquier implicación del empresario en sus relaciones con el PSOE, en EH Bildu no solo se admite su papel, sino que se subraya su capacidad de interlocución personal con Cerdán y su origen común con Otegi, ambos nacidos en la localidad de Elgoibar.

Estas revelaciones han agitado también las aguas en el nacionalismo más pragmático. El presidente del PNV Aitor Esteban ha negado cualquier vínculo con Antxon Alonso.
ALIANZAS
EH Bildu ha sido el socio más fiel en Madrid del PSOE, que ha promovido el final de la dispersión de presos de ETA y ha otorgado concesiones y transferencias al País Vasco y Navarra para alegría de los de Otegi.
Pero el final político de Cerdán otorga autonomía política a EH Bildu, que da por muerta la vía progtreissta madrileña y toma distancia con el Gobierno central, en un momento en que su electorado abertzale exigía precisamente una reafirmación de su perfil propio tras varios años de colaboración parlamentaria con el Ejecutivo socialista.
AGENDA SOBERANISTA
En el plano político, las consecuencias del caso Cerdán ya empiezan a dejarse notar tanto en Madrid como en Euskadi. Por un lado, se evidencia una desconfianza creciente entre el PSOE y sus socios periféricos, especialmente en lo que respecta a la gestión de los pactos y a la interlocución informal que mantenía Cerdán.
Por otro, se reactiva un espacio discursivo que EH Bildu parecía haber abandonado parcialmente durante la pasada legislatura: el de una agenda soberanista propia, al margen de la política estatal.
MIRADA A 2027
EH Bildu ha puesto su mirada en las elecciones municipales y forales de 2027 como un momento clave para reforzar su presencia institucional en lo que ellos conocen como Euskal Herria. La coalición abertzale busca consolidar y ampliar su influencia en los ayuntamientos, diputaciones forales y gobiernos autonómicos, especialmente en territorios como Gipuzkoa y Navarra, donde ya cuenta con una base sólida.
Su estrategia pasa por fortalecer las candidaturas locales con perfiles renovados y cercanos a las preocupaciones ciudadanas, potenciando la participación y la movilización social. EH Bildu quiere afianzar su proyecto político a nivel municipal como espacio desde el cual construir un poder más cercano y directo, capaz de influir en las políticas públicas que afectan al día a día de la ciudadanía.