martes, 15 julio 2025

La estafa del ‘QR inverso’ que ya está en los parkings y restaurantes de España

El QR inverso, una nueva amenaza digital que acecha en los rincones más insospechados de nuestra vida cotidiana, se está convirtiendo en el último quebradero de cabeza para consumidores y negocios por igual. Lo que comienza como un gesto tan habitual como escanear un código para pagar el párking o consultar la carta del restaurante, puede desembocar en una desagradable sorpresa, dejando al descubierto datos sensibles y el bolsillo temblando ante la astucia de los ciberdelincuentes que perfeccionan día a día sus técnicas.

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Esta modalidad de fraude explota la confianza depositada en una tecnología que, hasta hace poco, considerábamos segura y práctica, y es que la facilidad con la que hemos adoptado el uso de los códigos QR para multitud de gestiones cotidianas ha abierto una brecha inesperada que los amigos de lo ajeno están aprovechando con una habilidad pasmosa. La rapidez y la desatención con la que a menudo interactuamos con estos códigos en entornos públicos nos convierten, sin saberlo, en blancos fáciles para una estafa silenciosa pero potencialmente devastadora, cuyo alcance real aún estamos empezando a vislumbrar.

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LA VULNERABILIDAD HUMANA ANTE LA COMODIDAD DIGITAL

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La principal palanca sobre la que actúa el fraude del QR inverso es la tendencia humana a priorizar la comodidad y la rapidez por encima de la seguridad, especialmente en las interacciones digitales cotidianas. Nos hemos acostumbrado tanto a la inmediatez que nos ofrecen tecnologías como los códigos QR que a menudo pasamos por alto las precauciones básicas que deberíamos tomar antes de compartir información sensible en línea, y esta prisa es precisamente lo que buscan los ciberdelincuentes al desplegar su red de engaño.

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La familiaridad con el proceso de escanear y pagar, o escanear y acceder a información, nos hace bajar la guardia, asumiendo que todo código que encontramos en un establecimiento legítimo es, por extensión, también legítimo, y es en esa asunción errónea donde reside gran parte del éxito del QR inverso, ya que la mayoría de las personas no se detiene a comprobar la autenticidad del código físico o a verificar la dirección web a la que son redirigidos, simplemente confían en que la tecnología y el entorno protegen sus datos automáticamente, un error que puede salir muy caro.

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