Bizum ha revolucionado la forma en que los españoles manejamos el dinero en nuestro día a día. Esa pequeña aplicación integrada en la banca digital se ha convertido en el método más rápido y socorrido para saldar cuentas con amigos, compartir gastos de una cena o simplemente hacerle un envío rápido a un familiar. Su popularidad ha crecido como la espuma desde su lanzamiento en 2016, integrándose en la vida cotidiana hasta tal punto que «hacer un Bizum» ya es parte del lenguaje popular, una expresión sinónimo de inmediatez y sencillez al transferir pequeñas cantidades. Pocos sistemas de pago han logrado calar tan hondo y tan rápido en los hábitos de la gente.
Pero, como suele ocurrir en la vida, detrás de esa aparente sencillez y libertad de uso que parece no tener límites, se esconden ciertas reglas que no siempre están a la vista del usuario común. Hablamos de restricciones que van más allá del importe máximo por operación o por día, que son las más conocidas. Existe otro tipo de barrera, menos comentada por las entidades bancarias, que afecta directamente al número de transacciones que se pueden recibir cada mes, y es ahí donde reside el matiz que muchos desconocen hasta que se topan de bruces con él. Comprender esta limitación es clave para evitar sorpresas desagradables y entender la lógica que subyace a su implementación.
3LA VERDADERA RAZÓN DEL LÍMITE: EVITAR EL USO PROFESIONAL NO DECLARADO

La existencia de un límite en el número de operaciones recibidas no es una medida caprichosa de los bancos o de Bizum; tiene una justificación clara, aunque no siempre explícita para el usuario de a pie. El motivo principal detrás de esta restricción es prevenir el uso de la plataforma como vía para realizar actividades comerciales o profesionales de forma opaca, sin declarar los ingresos correspondientes a Hacienda. Bizum, en su concepción original, fue diseñado como un sistema de pago entre particulares para facilitar transacciones cotidianas de bajo importe y alta frecuencia, una alternativa cómoda al efectivo o a las transferencias tradicionales entre amigos y familiares.
Permitir un número ilimitado de operaciones de recepción, sin importar el importe, facilitaría que pequeños negocios, autónomos o incluso particulares que venden productos o servicios de forma recurrente utilizaran sus cuentas personales para cobrar, evadiendo así sus obligaciones fiscales. El límite de 60 operaciones recibidas actúa como una especie de «bandera roja» que alerta a la entidad bancaria sobre una posible actividad económica subyacente. Los bancos, en cumplimiento de la normativa vigente y futura de control fiscal, están obligados a reportar cierta información a la Agencia Tributaria, especialmente sobre movimientos que puedan indicar actividad profesional o superen ciertos umbrales, y el número de operaciones es uno de esos indicadores.