lunes, 14 julio 2025

El nuevo ‘superradar’ de la DGT que no ves: así funcionan los radares de cortina que multan incluso si frenas justo antes

La DGT siempre busca nuevas formas de mantener a raya a los conductores, es su trabajo, aunque a veces parezca una caza de brujas. La tecnología avanza a pasos agigantados y con ella las herramientas de control de tráfico, haciendo que los viejos trucos al volante queden obsoletos. Ahora, parece que tienen un as bajo la manga, algo casi invisible, que promete poner fin a esa picaresca tan española de pegar el pisotón al freno justo antes de un radar visible. Este nuevo dispositivo, al que algunos ya llaman ‘superradar’, funciona de una manera radicalmente distinta a lo que estábamos acostumbrados, planteando un desafío inédito para los que confían en el último segundo para esquivar la multa. Su secreto reside en una medición continua, lo que anula por completo la efectividad de esa maniobra desesperada que tantos han practicado.

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Estamos hablando de los radares de cortina, una innovación tecnológica que utiliza un láser para monitorizar la velocidad de los vehículos no en un punto concreto, sino a lo largo de un tramo de aproximadamente cincuenta metros. Esta aproximación cambia por completo las reglas del juego, ya que no hay un lugar específico donde «saltarse» el radar; si superas el límite de velocidad en cualquier punto de ese recorrido vigilado, la multa es prácticamente segura. La clave, y aquí reside la gran diferencia con los sistemas tradicionales que solo te cazan en un instante concreto, es esa vigilancia constante que hace que el frenazo de última hora sea, simplemente, inútil. Su discreción y su forma de operar lo convierten en un enemigo silencioso para aquellos que no respetan los límites de velocidad de forma continuada.

EL FIN DEL FRENADO DE PÁNICO: ASÍ FUNCIONAN LOS NUEVOS RADARES DE CORTINA DE LA DGT

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El concepto detrás de estos radares de cortina es simple pero ingenioso, aprovechando la tecnología láser para generar una especie de «muro» invisible a través del cual deben pasar los vehículos. A diferencia de los cinemómetros de punto, que miden la velocidad en un instante preciso, estos sistemas registran el tiempo que tarda un coche en recorrer la distancia cubierta por el láser, calculando así su velocidad media en ese tramo concreto. Es una forma más inteligente y, desde la perspectiva de la DGT, más justa de controlar la velocidad, ya que penaliza la velocidad excesiva sostenida y no un pico puntual que podría ser fruto de un despiste o una circunstancia aislada.

Su funcionamiento continuo sobre un tramo de cincuenta metros es lo que los hace especialmente efectivos y temidos por los conductores. Imagina que entras en esa «cortina» de láser a una velocidad superior a la permitida; aunque frenes inmediatamente, el sistema ya habrá registrado tu velocidad de entrada y, aunque consigas reducirla antes de salir, la medición continua a lo largo de ese segmento delata tu exceso de velocidad inicial, haciendo que la multa sea inevitable. Esta tecnología representa un salto cualitativo en la vigilancia de las carreteras, obligando a los conductores a mantener una velocidad constante y legal durante todo el trayecto, no solo en los puntos «calientes» donde antes se ubicaban los radares.

LA TECNOLOGÍA LÁSER TRAS LA MIRADA INVISIBLE DE LA DGT EN CARRETERA

LA TECNOLOGÍA LÁSER TRAS LA MIRADA INVISIBLE DE LA DGT EN CARRETERA
Fuente: Freepik

La precisión de estos nuevos radares de cortina reside en el uso de la tecnología láser, una herramienta ya conocida en otros ámbitos de medición y seguridad, pero que ahora se aplica de forma innovadora al control de tráfico. Los dispositivos emiten haces de luz láser que rebotan en los vehículos y regresan al sensor, permitiendo calcular con exactitud la distancia y, al repetirse la medición, determinar la velocidad con una fiabilidad muy alta. Es una tecnología discreta, difícil de detectar con los avisadores tradicionales y que no emite las ondas de radio o microondas que suelen identificar los detectores de radar convencionales, lo que contribuye a su apodo de «invisibles».

Esta capacidad de medir la velocidad de forma continua a lo largo de un tramo, gracias a la rápida sucesión de pulsos láser, es lo que diferencia a estos radares de cortina de otros sistemas. No es una foto fija de un instante, sino un registro dinámico del comportamiento del vehículo en un segmento de la carretera, lo que les permite identificar y sancionar los excesos de velocidad que se producen a lo largo de esos cincuenta metros, sin dar opción al conductor a corregir su velocidad en el último momento. La DGT, con la incorporación de esta tecnología, parece querer cerrar una de las principales vías de escape que tenían algunos conductores para eludir las sanciones por exceso de velocidad.

¿DÓNDE ESTÁN OPERANDO YA LOS ‘SUPERADARES’ QUE DESAFIAN EL FRENADO?

¿DÓNDE ESTÁN OPERANDO YA LOS 'SUPERADARES' QUE DESAFIAN EL FRENADO?
Fuente: Freepik

La implementación de estos radares de cortina por parte de la DGT no es una amenaza futura, sino una realidad presente en varias Comunidades Autónomas españolas. Aunque la información detallada sobre su ubicación exacta no siempre se publicita ampliamente, como ocurre con otros tipos de radares para evitar precisamente que se evadan, es sabido que ya están activos y operativos en ciertas zonas de la geografía nacional, sumándose a la ya extensa red de dispositivos de control de velocidad. Esto significa que los conductores ya no solo deben preocuparse por los radares de pórtico o los móviles fácilmente identificables, sino también por estos sistemas más sutiles y difíciles de anticipar.

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Su despliegue inicial en algunas CCAA sugiere que la DGT está probando su eficacia y, si los resultados son satisfactorios, es probable que su presencia se extienda progresivamente a otras partes del país. Estos radares de cortina podrían instalarse en puntos estratégicos donde se detecta una alta siniestralidad asociada al exceso de velocidad o en tramos especialmente peligrosos, sirviendo como una herramienta de control más potente y disuasoria que los sistemas anteriores que podían ser «burlados» con un simple pisotón al freno. Estar al tanto de su posible presencia y, sobre todo, respetar siempre los límites de velocidad es la única garantía para evitar una sorpresa desagradable en forma de multa.

LA IMPLICACIÓN DIRECTA PARA LOS CONDUCTORES: ADIÓS AL ‘FRENADO DE ÚLTIMO SEGUNDO’

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Fuente: Freepik

La consecuencia más inmediata y relevante de la llegada de estos radares de cortina de la DGT para los conductores es clara: el adiós definitivo al ‘frenado de último segundo’. Esa maniobra, tan arraigada en la cultura vial española, consistente en reducir drásticamente la velocidad justo antes de pasar por un radar visible para luego recuperarla, se vuelve completamente inútil y contraproducente frente a estos nuevos dispositivos que miden de forma continua. Ya no hay un punto exacto donde el radar te «caza», sino un tramo entero en el que debes mantener la velocidad adecuada.

Esto exige un cambio de chip importante en la mentalidad de muchos conductores, que deberán asumir la necesidad de respetar los límites de velocidad de forma constante a lo largo de todo su recorrido, no solo en puntos específicos. La probabilidad de ser multado por exceso de velocidad aumenta considerablemente, especialmente para aquellos que tienden a apurar o a sobrepasar los límites habitualmente, ya que estos radares de cortina están diseñados precisamente para penalizar ese tipo de comportamiento al volante que antes era más difícil de detectar y sancionar eficazmente. La DGT, con esta medida, busca una conducción más responsable y respetuosa con los límites, eliminando esa «ventana» de evasión que existía con los radares tradicionales.

LA INVISIBILIDAD Y EL DEBATE ÉTICO: ¿UNA VIGILANCIA EXCESIVA DE LA DGT?

LA INVISIBILIDAD Y EL DEBATE ÉTICO: ¿UNA VIGILANCIA EXCESIVA DE LA DGT?
Fuente: Freepik

El hecho de que estos radares de cortina sean más difíciles de detectar que los sistemas convencionales añade una capa de controversia al debate sobre su uso. Su «invisibilidad», o al menos su baja detectabilidad, plantea preguntas sobre la transparencia en la vigilancia del tráfico y si se trata de una medida de seguridad vial o de un simple afán recaudatorio por parte de la DGT. Mientras que desde la administración se argumenta que buscan penalizar a los infractores y mejorar la seguridad, algunos conductores y asociaciones critican esta discreción, considerándola una forma de «cazar» al conductor desprevenido.

Esta falta de visibilidad, sumada a su funcionamiento continuo, genera una sensación de vigilancia constante en ciertos tramos de carretera, lo que puede resultar incómodo para algunos usuarios. Aunque el objetivo declarado de la DGT es reducir la siniestralidad asociada al exceso de velocidad, la forma en que operan estos radares de cortina reabre el debate sobre el equilibrio entre la seguridad en la carretera y la privacidad o la sensación de control a la que están sometidos los conductores, un debate que seguramente seguirá dando que hablar a medida que estos ‘superadares’ se extiendan por las carreteras españolas.

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