Podemos ha activado su maquinaria electoral con una estrategia clara: marcar distancias con Sumar y recuperar la iniciativa en el espacio político que durante años lideró con holgura. El partido morado, lejos de plegarse al discurso de unidad que abandera Yolanda Díaz, opta por una vía propia, firme y sin concesiones, con el objetivo de rearmarse políticamente y volver a ser un actor central en la izquierda transformadora.
La formación liderada por Ione Belarra ha dejado atrás los meses de ambigüedad. Desde su salida de Sumar en diciembre de 2023, su apuesta ha sido la construcción de una alternativa nítida al rumbo que Yolanda Díaz y sus aliados han tomado.
Las bases de Podemos, tradicionalmente movilizadas, parecen respaldar esa ruptura.
IRENE MONTERO, CABEZA DE CARTEL
La V Asamblea Ciudadana de Podemos celebrada en abril supuso un punto de inflexión. Belarra revalidó su liderazgo sin fisuras, y el nombre de Irene Montero emergió como una candidatura con peso propio. La exministra ha demostrado una capacidad de conexión con las bases que otros dirigentes de la izquierda alternativa no han logrado igualar.
Su nombramiento oficioso como cabeza de lista es más que un gesto: es una declaración de intenciones. El discurso de Podemos, lejos de diluirse, se ha endurecido en lo ideológico. La organización ha puesto sobre la mesa una crítica abierta a la estrategia de Yolanda Díaz, a quien acusan de subordinarse a los intereses del PSOE y de renunciar a las transformaciones profundas que exige el momento político.
Mientras Sumar defiende un perfil técnico, dialogante y pragmático, Podemos vuelve a levantar la bandera de lo que define como ‘izquierda sin miedo’, que no se calla ante los recortes, que no blanquea a la OTAN, ni se pliega a la agenda económica de Bruselas.

Podemos ha detectado su necesidad de recuperar voz propia y confrontar el relato que desde Sumar se ha tratado de imponer. No es casual que en sus intervenciones públicas, tanto Belarra como Montero repitan una y otra vez que la izquierda transformadora necesita valentía, no moderación. Madrid es uno de los principales escenarios donde Podemos quiere dar la batalla.
Los morados calculan que pueden arañar decenas de miles de votos entre los desencantados de Más Madrid y Sumar, muchos de los cuales podrían ver a los morados como la única opción con voluntad de ruptura real. Irene Montero, con su perfil combativo, aspira a captar ese descontento.
MEDIOS
Lejos de aceptar la narrativa que augura una fragmentación suicida de la izquierda, en Podemos sostienen que solo con posiciones claras y sin ambigüedades se puede recuperar el pulso político.
A su juicio, el desgaste de Sumar en las encuestas no es más que el reflejo de una apuesta desdibujada, sin proyecto, que ha decepcionado a quienes esperaban algo más que una coalición técnica y pactista. La caída de apoyo a Yolanda Díaz, y el estancamiento de su espacio, dan alas a la idea de que el camino escogido por Podemos no solo es legítimo, sino necesario.
Frente a la narrativa que intenta señalar al partido morado como responsable de dividir a la izquierda, Podemos intenta mostrarse como la izquierda útil gracias a los espacios mediáticos que ha conquistado Pablo Iglesias, con voz y mando en RTVE.
El exvicepresidente dirige Canal Red, su hermano pequeño Diario Red y ejerce como contertulio en ‘Malas lenguas’ de La 2 y en ‘Las Mañanas de RNE’. Otros compañeros de Iglesias cuentan con silla en ‘La hora de La 1’.
Mientras Sumar se esfuerza por presentar una imagen de unidad ficticia y el PSOE intenta dejar de carbonizarse por la corrupción, Podemos se prepara para una campaña donde el mensaje contra Yolanda Díaz será claro: no hay transformación sin conflicto.