martes, 15 julio 2025

El sencillo test del reloj que los neurólogos usan para la detección precoz del alzhéimer y que ahora puedes hacer en tu casa

Adentrarse en el universo del deterioro cognitivo siempre genera una punzada de inquietud, especialmente cuando pensamos en enfermedades como el alzhéimer. Sin embargo, la ciencia y la práctica clínica nos brindan herramientas cada vez más accesibles para intentar anticiparnos, o al menos identificar señales de alerta temprana que justifiquen una consulta profesional. Una de esas herramientas, sorprendentemente simple en su ejecución pero profunda en la información que revela, es el llamado test del reloj. Neurólogos y otros especialistas llevan décadas utilizándolo en consulta por su capacidad para evaluar diversas funciones cerebrales clave afectadas por el alzhéimer y otras demencias.

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La relevancia de este sencillo test del reloj, la Prueba del Dibujo del Reloj formalmente conocida, radica precisamente en esa dualidad: es una tarea que cualquiera puede intentar realizar, pero su correcta ejecución demanda una compleja interacción de habilidades cognitivas. Desde la comprensión verbal de la instrucción hasta la planificación motora para plasmar un círculo, los números y las manecillas en el lugar correcto, pasando por la memoria visual y la orientación espacial, cada trazo y cada número colocado (o no colocado) ofrece pistas valiosísimas sobre el estado de nuestras capacidades cerebrales. Es por ello que, aunque siempre se recomienda la interpretación por parte de un profesional, conocer en qué consiste y cómo realizarlo en casa puede ser un primer paso útil para quien tenga sospechas o simplemente quiera tener una referencia.

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EL TEST COMO PRIMER INDICADOR EN CASA: UN ACTO DE RESPONSABILIDAD

Fuente: Freepik

Aunque el test del reloj no reemplaza un diagnóstico médico, su simplicidad permite que se pueda realizar en un entorno familiar. Si un allegado muestra ligeros olvidos, desorientación ocasional o dificultades para realizar tareas cotidianas que antes le resultaban sencillas, pedirle de forma casual que dibuje un reloj puede ofrecer una primera señal orientativa. Observar cómo aborda la tarea, si comprende las instrucciones, si distribuye los números correctamente o si sitúa las manecillas de forma coherente, puede dar pistas valiosas.

Es crucial entender que un «mal» resultado en este test no sentencia a nadie a padecer alzhéimer, pero sí debe ser un acicate para buscar asesoramiento profesional. Los médicos podrán realizar evaluaciones más completas, como el Mini-Mental State Examination (MMSE) u otras pruebas cognitivas, junto con análisis de laboratorio y neuroimagen, para llegar a un diagnóstico preciso si fuera necesario. Utilizar este test en casa debe ser un acto de precaución y proactividad, nunca una fuente de autodiagnóstico o angustia innecesaria.

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