martes, 15 julio 2025

La OCU analiza las cremas solares infantiles: estas son las que realmente protegen y las que no cumplen con el SPF anunciado

El solsticio de verano marca, para muchas familias, el pistoletazo de salida a la temporada de playa, piscina y actividades al aire libre, momentos de disfrute que vienen indefectiblemente ligados a la protección solar. La Organización de Consumidores y Usuarios, la OCU, lleva años poniendo la lupa sobre un producto esencial en este ritual veraniego, especialmente cuando hablamos de los más pequeños: las cremas solares infantiles. No es un capricho, sino una necesidad imperiosa dado que la piel de los niños es particularmente vulnerable a los daños de la radiación ultravioleta, y asegurar que el factor de protección solar (SPF por sus siglas en inglés) que anuncian en el envase es el real, es una cuestión de salud pública que la organización se toma muy en serio.

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Cada año, la OCU destina recursos a analizar una muestra representativa de las cremas solares infantiles más vendidas en el mercado español, sometiéndolas a rigurosos test de laboratorio. El objetivo es claro y vital: verificar que la protección frente a los rayos UVA y UVB declarada en el etiquetado se corresponde con la que realmente ofrecen al aplicarlas sobre la piel. Este trabajo de campo permite identificar aquellos productos que, por error o por diseño, no cumplen con lo prometido, poniendo en riesgo la salud cutánea de miles de niños que confían en su aparente eficacia para disfrutar del verano con seguridad. Los resultados de estos análisis son esperados por miles de padres y madres que buscan orientación fiable en un mercado saturado de opciones y reclamos publicitarios.

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METODOLOGÍA BAJO LA LUPA: ASÍ TESTEA LA OCU

Fuente: Freepik

Para ofrecer resultados fiables y comparables, la OCU sigue protocolos estandarizados y reconocidos internacionalmente para la evaluación de las cremas solares. Estos test, llevados a cabo en laboratorios acreditados, simulan la exposición solar y miden con precisión cuánta radiación UVB (la principal causante de las quemaduras solares) y UVA (responsable del envejecimiento prematuro y con implicaciones en el riesgo de cáncer de piel) es capaz de bloquear cada producto analizado. Se verifica tanto el SPF (protección UVB) como la protección UVA, que debe ser al menos un tercio del valor del SPF según la normativa europea, garantizando así que la protección ofrecida es de amplio espectro, cubriendo los dos tipos de radiación más dañina que emite nuestro sol.

La metodología de la OCU implica la aplicación de una cantidad específica de crema sobre la piel de voluntarios o sobre superficies que simulan las propiedades de la piel humana, para luego exponer estas zonas a radiación ultravioleta controlada. Se mide el tiempo que tarda la piel protegida en enrojecerse (para el SPF) y se utilizan otros métodos instrumentales para evaluar la protección UVA. Este proceso riguroso permite a la OCU contrastar los valores declarados por los fabricantes con la protección real medida en laboratorio, siendo esta comparación la base sobre la que se asientan las recomendaciones y advertencias que anualmente emite la organización a los consumidores españoles que buscan la máxima fiabilidad para sus hijos.

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