La movilidad en la ciudad de Madrid se ha vuelto bastante complicada, al elevado número de vehículos que atraviesan a diario la capital por diferentes motivos hay que sumar el número grupos de proyectos que el alcalde la ciudad, José Luis Martínez-Almeida (PP) está realizando. Unos proyectos que van dirigidos por su mano derecha y hombre de máxima confianza que está vigilando que todo este discurriendo con total normalidad dentro de las molestias normales de estas circunstancias.
Ese hombre fuerte del alcalde de Madrid no es otro que el delegado del Área de Gobierno de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante. El cual actualmente comparte responsabilidad con la alcaldesa en funciones, por el permiso de paternidad del alcalde hasta inicios de septiembre, Inma Sanz, la otra gran pata de la triada del poder popular en la capital.
En este sentido, Carabante vigila con «mimo» los grandes proyectos de la legislatura como son el soterramiento de la A-5 y mejora del Suroeste de Madrid en la conocida como ‘Operación Campamento’. A esta macro obra, la más importante del mandato de Almeida, hay que sumar otras de gran calado como las del Puente de Ventas, el soterramiento del Paseo de la Castellana, la reforma del intercambiador de la plaza de Conde de Casal o las adecuaciones de la zona de la Estación de trenes de Atocha.
En definitiva, un panorama complicado que complica la movilidad de la capital y la vida rutinaria de los madrileños que tienen que hacer malabares en su día a día para desplazarse. Unas obras justificadas, en algunos casos para la adecuación de la capital a los nuevos retos y desafíos que presentan el futuro de Madrid como una de las ciudades punteras de Europa y receptora mayoritaria de turistas.

CIERRE DE LA CONEXIÓN ENTRE LA M-30 Y LA A-5
En el contexto de las obras de la A-5 y para avanzar con los trabajos de la futura conexión del nuevo túnel con el existente de la M-30, desde el próximo viernes, 18 de julio, y hasta el 31 de agosto, se clausurará el túnel que conecta la A-5 con el subterráneo de la M-30 bajo la avenida de Portugal en sentido entrada a la ciudad. Este cierre es necesario para ejecutar la solera o losa inferior, así como las canalizaciones de servicios del propio subterráneo. Posteriormente, se restituirá la rampa existente para abrir de nuevo el acceso al túnel con la configuración actual.
El tráfico en dirección Madrid se desviará por el paseo de Extremadura, para poder acceder de nuevo a la M-30 por los túneles en la avenida del Manzanares y, en superficie, por la avenida de Valladolid hasta el Puente de los Franceses. Se mantendrá abierta en todo momento la salida desde los túneles de M-30 a la A-5 en sentido Badajoz.
INTERVENCIÓN PARA LA TRANSFORMACIÓN URBANA
Con la ejecución del Paseo Verde del Suroeste y el inherente soterramiento de la A-5, el Ayuntamiento de Madrid recuperará para los vecinos el espacio ocupado en la actualidad por la autovía que separa los barrios de Lucero, Aluche y Las Águilas, que han estado separados de los de Campamento y Casa de Campo (este último perteneciente al distrito de Moncloa-Aravaca). Por la A-5, circulaban diariamente 80.000 vehículos. La obra, una vez finalizada, reducirá en un 90 % los vehículos en superficie y las emisiones contaminantes.
En superficie, la cubrición de la A-5 permitirá dar continuidad al bulevar peatonalizado de la avenida de Portugal hasta la avenida del Padre Piquer en una actuación que comprende un total de 3,2 kilómetros. Se priorizará la movilidad peatonal y ciclista, dejando una vialidad dimensionada para atender los recorridos locales del vehículo privado y el transporte público urbano.
Bajo tierra, el nuevo túnel tendrá una distribución de tres carriles por sentido en dos vanos. Los carriles más próximos a la mediana en ambas calzadas se diseñan para su uso como carriles bus-VAO, dotados con una señalización variable que permitirá regular su utilización en función de las necesidades del tráfico en cada momento. La flexibilidad de este sistema permitirá la optimización de la infraestructura, adaptándose a la demanda de transporte de manera variable. Un momento ideal para que Almeida pueda apretar por las obras ante la huida de muchos madrileños hacia sus lugares de descanso estival, causando menos daño en teoría al día a día de los madrileños y los que vistan la capital.
