viernes, 18 julio 2025

Llegó a España el auge del ‘plogging’, la moda ecológica que combina salir a correr con recoger basura

El auge del plogging está transformando el paisaje de nuestras ciudades de una manera tan silenciosa como efectiva. Lo que a primera vista podría parecer una escena extraña, la de un corredor deteniéndose para recoger una lata del suelo, es en realidad la punta de lanza de un movimiento global que ha llegado a España para quedarse. Esta práctica, cuyo nombre ya resuena en parques y paseos marítimos de todo el país, fusiona de forma magistral el cuidado personal con el cuidado del entorno. Es la respuesta perfecta a una doble necesidad de nuestro tiempo: mantenernos en forma y combatir la creciente marea de residuos que ensucian nuestros espacios comunes.

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Más que una simple moda pasajera, esta tendencia representa un cambio de mentalidad profundo. Demuestra que el activismo medioambiental no está reñido con nuestras rutinas diarias, sino que puede integrarse en ellas de una forma sencilla y gratificante. La idea es tan simple como genial: aprovechar la energía de una carrera para dejar el mundo un poco más limpio de como lo encontramos. Y es precisamente esta sencillez, combinada con un impacto visual y emocional inmediato, lo que ha provocado que miles de ciudadanos se calcen las zapatillas y se armen con guantes y bolsas, convirtiendo el ejercicio físico en un acto de responsabilidad cívica.

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MÁS QUE CORRER: LOS BENEFICIOS INESPERADOS DE PONERSE LOS GUANTES

Fuente Pexels

Quienes practican esta disciplina aseguran que es un entrenamiento mucho más completo que el simple hecho de correr. La rutina monótona del jogging se rompe constantemente para incorporar movimientos que trabajan todo el cuerpo de una forma funcional. Cada vez que un corredor se detiene para recoger un residuo, está realizando una sentadilla o una flexión de tronco, lo que añade un componente de fuerza y flexibilidad al ejercicio cardiovascular tradicional. Estos gestos, repetidos decenas de veces durante una sesión, tonifican las piernas, los glúteos y el core de una manera que la carrera lineal por sí sola no consigue, convirtiendo una simple salida en un entrenamiento interválico de alta intensidad.

Pero los beneficios más profundos del plogging van más allá de lo puramente físico. Existe un componente psicológico tremendamente poderoso en el acto de transformar un espacio sucio en uno limpio. Los practicantes hablan de una inmensa sensación de logro y de una reducción de la llamada «ecoansiedad», ese sentimiento de impotencia ante la magnitud de los problemas medioambientales. En lugar de lamentarse, se pasa a la acción directa, lo que genera un bienestar emocional inmediato y un fortalecimiento del vínculo con la comunidad y el entorno local. Es una terapia activa que combina endorfinas y propósito.

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