Santos Cerdán atraviesa uno de los momentos más delicados de su vida personal y política. Su detención y el posterior bloqueo de sus cuentas bancarias han sacudido no solo los cimientos del PSOE, sino también la apacible vida en su pueblo natal, Milagro, en la Ribera de Navarra.
Sin embargo, en medio de la tormenta judicial y mediática, Cerdán se aferra a sus raíces y a una de sus pasiones más personales: la caza. En concreto, lucha por no ser expulsado de la Asociación de Cazadores de Milagro, un pequeño colectivo de apenas un centenar de socios, que para él representa mucho más que una afición.
ARRAIGO
Milagro es un pueblo de poco más de 3.000 habitantes donde todos se conocen y donde la figura de Santos Cerdán ha sido, durante años, sinónimo de orgullo local. Su ascenso en la política nacional, su proximidad con Pedro Sánchez y su papel como secretario de Organización del PSOE colocaron a Milagro en el mapa mediático de España.
Por eso, su caída no ha pasado desapercibida. A pesar del escándalo, en su entorno más cercano se mantiene una red de apoyo silenciosa, construida a base de vínculos personales, familiares y una identidad compartida que muchos en el pueblo se resisten a romper.
La Asociación de Cazadores de Milagro, de la que Cerdán ha sido socio activo durante años, y su miembro más emblemático, ahora se ve en el foco mediático.
PARTE DEL GRUPO
En las últimas semanas, Cerdán ha movido ficha. A través de intermediarios cercanos, ha trasladado a la junta directiva de la asociación su deseo de seguir formando parte del grupo. No ha pedido un trato especial, pero sí ha apelado al vínculo emocional y a la historia compartida con los demás socios.
Su estrategia, según quienes le conocen, se basa en no romper con su identidad rural y comunitaria, manteniéndose firme en su defensa y sin admitir culpabilidad alguna. Esta controvertida estrategia defensiva ha generado opiniones divididas en Milagro.
VUELTA A LAS RAÍCES
En medio de este escenario, la familia de Cerdán también ha tomado decisiones que evidencian la importancia que dan a Milagro como refugio emocional y social. Su mujer y su hija, que hasta ahora residían en un ático de Chamberí, han comenzado a organizar su regreso al pueblo.
El traslado a la casa adosada que el matrimonio compró en 1995 por 11 millones de pesetas (66.000 euros) no responde solo a razones prácticas, sino a la necesidad de cobijarse en un entorno más comprensivo, donde el apellido Cerdán aún genera respeto.
Este retorno ha sido interpretado en el pueblo como un gesto de humildad y de búsqueda de apoyo. La familia quiere mantenerse unida mientras el patriarca del clan enfrenta un proceso que, aunque todavía en fase preliminar, ya ha dejado profundas huellas en su entorno.
Cabe recordar que su hermana Belén ejerce como teniente de alcalde de la localidad y fue encargada de lanzar el chupinazo en las fiestas patronales de 2023.
SILENCIOS
En Milagro, el caso Cerdán ha roto silencios y generado tensiones. En los bares, en la plaza, en las reuniones informales, se debate sobre el caso que afecta al PSOE. Algunos opinan, pero pocos lo dicen abiertamente, que Cerdán rebasó la legalidad durante décadas. Otros, sin embargo, siguen confiando en su palabra.
El caso de Santos Cerdán trasciende lo meramente judicial. Para muchos, simboliza la caída de un hombre que llegó a la cúspide del poder desde un pequeño pueblo navarro, y que ahora vuelve a sus raíces en busca de redención.
Ahora la Asociación de Cazadores de Milagro, lejos de ser un detalle menor, se ha convertido en el escenario simbólico de esa lucha por no perderlo todo. Mientras la justicia sigue su curso, Cerdán libra una batalla más íntima, más humana: la de seguir perteneciendo a una comunidad que le vio crecer y que ahora debe decidir si lo respalda o lo deja atrás.
