domingo, 20 julio 2025

El truco mental que ayuda a calmar el miedo anticipatorio en segundos

El miedo anticipatorio es esa sensación incómoda que aparece antes de que algo suceda, incluso cuando aún no tenemos ninguna prueba real de que vaya a salir mal. Es una ansiedad que se adelanta a los hechos y que puede arruinarnos desde una simple cita médica hasta una entrevista de trabajo, aunque todavía falten días para ese momento. Se manifiesta en forma de pensamientos repetitivos, tensión en el cuerpo y una sensación de amenaza que no se disipa fácilmente. Es común, nos pasa a muchos, y lo peor es que suele multiplicarse cuanto más lo intentamos controlar.

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Afortunadamente, existe un truco mental sencillo pero eficaz que puede ayudarnos a reducir el miedo anticipatorio en cuestión de segundos. No requiere herramientas externas, ni técnicas complicadas de respiración o meditación, solo un pequeño ajuste en la forma en la que pensamos. Porque en muchas ocasiones, lo que nos altera no es el hecho en sí, sino la película que nos estamos contando sobre ese hecho. Reprogramar ese diálogo interno es clave, y hacerlo a tiempo puede marcar la diferencia entre pasar un mal rato o simplemente seguir con nuestro día.

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Cambia la pregunta y cambia la emoción

Fuente: Pexels

El truco para calmar el miedo anticipatorio consiste en algo tan simple como cambiar la pregunta que nos estamos haciendo. En lugar de decirnos “¿y si todo sale mal?”, debemos forzar a nuestra mente a preguntarse: “¿y si todo sale bien?”. Esta frase, aunque parezca ingenua, tiene un efecto inmediato en el sistema emocional. Al introducir una posibilidad positiva, el cerebro comienza a considerar escenarios alternativos, y eso reduce el impacto de la ansiedad inicial.

Este giro mental no borra por completo el miedo anticipatorio, pero lo reduce. Porque nos obliga a recordar que el futuro no está escrito, y que nuestras predicciones negativas no son verdades absolutas. Cambiar el enfoque ayuda a relajar el cuerpo, calmar los pensamientos y romper la espiral del miedo. Es una forma de recuperar el control, aunque sea por unos segundos, y eso basta muchas veces para afrontar la situación con otra actitud.

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