La ensaladilla rusa es uno de esos platos que despiertan nostalgia, apetito y sensación de verano en cada bocado. Aunque su origen se remonta a la Rusia zarista, en España se ha convertido en una receta imprescindible cuando suben las temperaturas. Cada familia tiene su propia versión, pero hay algo que nunca cambia, y es que cuando está bien hecha, con ingredientes frescos y cariño, brilla en cualquier mesa.
Lejos de las versiones rápidas hechas con bolsas congeladas o mayonesa de bote, esta receta clásica invita a recuperar el sabor auténtico. Porque sí, hay una enorme diferencia entre una ensaladilla rusa hecha al detalle y una que solo busca salir del paso. El truco está en los tiempos, en respetar las texturas y en lograr ese equilibrio de sabores que la convierten en el plato estrella de cualquier comida veraniega.
2Preparación paso a paso para una ensaladilla rusa perfecta

Para empezar, se cuecen las patatas con piel en agua con sal hasta que estén tiernas, pero sin deshacerse. Lo mismo con las zanahorias, que deben cocerse por separado para controlar mejor su punto. Una vez frías, se pelan y se cortan en cubos pequeños, de tamaño uniforme. Aparte, se cuecen los huevos durante unos diez minutos, se enfrían y se trocean. Los guisantes se añaden cocidos y escurridos.
Después, en un bol grande, se mezclan todos los ingredientes con suavidad. El atún se incorpora desmenuzado y se integra todo con la mayonesa poco a poco, sin pasarse, solo la necesaria para unir. La ensaladilla rusa debe quedar jugosa, no líquida ni apelmazada. Lo ideal es dejarla reposar al menos un par de horas en la nevera para que los sabores se asienten.