martes, 22 julio 2025

El ‘alioli’ catalán auténtico no lleva huevo: así se hace la emulsión solo con ajo y aceite

El alioli es mucho más que una simple salsa, es un verdadero emblema de la cultura gastronómica mediterránea que ha trascendido fronteras y generaciones. Su nombre, que proviene del catalán «all i oli» (ajo y aceite), desvela la pureza de sus componentes originales. Sin embargo, la versión que muchos conocen, esa emulsión blanquecina y suave que a menudo encontramos en bares y restaurantes, suele incluir huevo para facilitar su elaboración, una licencia que la aleja de la receta primigenia. Esta concesión a la rapidez ha desvirtuado en parte la esencia de una preparación que, en su forma más pura, es un ejercicio de paciencia y técnica, un ritual que conecta directamente con la tierra y sus frutos.

Publicidad

La controversia entre el alioli con huevo y el tradicional no es menor, pues defiende dos filosofías culinarias distintas. Por un lado, la eficiencia y la seguridad alimentaria que aporta el huevo pasteurizado o la leche. Por otro, la defensa de un legado, de una textura y una potencia de sabor inigualables que solo se consiguen con la alquimia de dos ingredientes. Profundizar en el método ancestral, el del mortero y la maza, es redescubrir no solo un sabor más intenso y genuino, sino también una parte importante de nuestra herencia culinaria que merece ser preservada y celebrada en su máxima expresión.

5
ALIOLI: MUCHO MÁS QUE UN ACOMPAÑAMIENTO

YouTube video

El alioli es de una versatilidad asombrosa en la cocina mediterránea. En Cataluña, es el compañero inseparable de platos como las butifarras con judías, el conejo a la brasa o las verduras a la plancha. Su intensidad realza el sabor de las carnes y aporta una cremosidad deliciosa que equilibra el conjunto. También es fundamental en la costa levantina, donde acompaña arroces a banda, fideuás y pescados, aportando un contrapunto sápido y potente a los sabores del mar. Su presencia en la mesa transforma cualquier plato sencillo en una celebración.

Más allá de sus usos tradicionales, esta salsa ha encontrado su lugar en la cocina moderna. Se puede ver aderezando unas patatas bravas, dentro de un bocadillo de calamares en Madrid o incluso como base para otras elaboraciones más complejas. El alioli, en su versión más pura y artesanal, demuestra que con los ingredientes más básicos se pueden alcanzar cotas de sabor extraordinarias. Es la prueba de que el respeto por el producto y la técnica, son los pilares de una gastronomía rica y con alma, capaz de contar historias en cada bocado.

Siguiente
Publicidad
Publicidad