El último gran aviso de la CNMV resuena con la contundencia de una alarma antiincendios en mitad de la noche, alertando sobre un peligro que muchos prefieren ignorar hasta que es demasiado tarde. Nos referimos a esa llamada telefónica inesperada, esa oferta que llega por correo electrónico o ese anuncio deslumbrante en redes sociales. En todos los casos, el gancho es el mismo: una promesa de rentabilidad fácil y rápida que esconde una realidad mucho más oscura. Un supuesto «chollo» financiero que, en realidad, es un producto de inversión de altísimo riesgo, diseñado para que la inmensa mayoría de los participantes pierdan su dinero de forma fulminante.
El espejismo del enriquecimiento rápido es una de las tentaciones más antiguas de la humanidad, y en el complejo mundo financiero actual, ha encontrado nuevas y sofisticadas formas de manifestarse. Los comerciales de estos productos tóxicos son expertos en psicología, utilizan un lenguaje que mezcla la confianza de un amigo con la autoridad de un experto, creando un cóctel irresistible para el ahorrador no especializado. Sin embargo, detrás de esa fachada de oportunidad única se oculta un mecanismo perverso, la cruda estadística que demuestra que la inmensa mayoría pierde hasta el último céntimo, una verdad que la CNMV se esfuerza por difundir ante la agresividad de estas campañas.
1LA LLAMADA QUE PROMETE EL ORO Y EL MORO: ASÍ TE TIENDEN LA TRAMPA

El primer contacto suele ser siempre el mismo: una voz amable y convincente al otro lado del móvil o un mensaje personalizado que apela directamente a nuestro deseo de mejorar nuestra situación económica. El interlocutor se presenta como un asesor de una plataforma de inversión de éxito internacional y nos habla de una oportunidad exclusiva, de un mercado con una volatilidad perfecta para obtener grandes beneficios en poco tiempo. Se trata de un guion estudiado al milímetro, un discurso perfectamente diseñado para desactivar las defensas del ahorrador medio, haciéndole sentir parte de un selecto grupo de elegidos que accederá a un secreto del mercado.
La estrategia se basa en la presión y la urgencia. Frases como «esta oportunidad es solo para hoy» o «las plazas son muy limitadas» son habituales para evitar que la víctima tenga tiempo de reflexionar, consultar o investigar. Se bombardea al potencial cliente con gráficos confusos, jerga técnica incomprensible y testimonios de supuestos clientes satisfechos, todo para crear una burbuja de euforia y confianza. El objetivo es claro: conseguir un primer ingreso, por pequeño que sea, para enganchar al inversor en una espiral de la que es muy difícil salir, la sensación de que si no se actúa rápido se perderá una oportunidad única, un miedo que anula el pensamiento racional.