jueves, 24 julio 2025

Confirmado: El 90% de españoles usa mal el ibuprofeno y daña sus riñones sin saberlo

El uso incorrecto del ibuprofeno se ha convertido en una alarmante normalidad en nuestro país, un gesto tan cotidiano como peligroso que la mayoría de la población lleva a cabo sin ser consciente de sus devastadoras consecuencias. Según datos revelados por un reciente estudio del Hospital Gregorio Marañón, una abrumadora mayoría de los españoles ignora las pautas básicas para consumir este fármaco de forma segura. Este desconocimiento generalizado está sembrando, de manera silenciosa pero implacable, un terreno fértil para la aparición de graves patologías gástricas y, sobre todo, renales, convirtiendo uno de los medicamentos más populares de nuestros botiquines en un enemigo oculto que reside en casa.

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La facilidad para adquirirlo y la falsa creencia de que es un remedio inocuo para casi cualquier mal han provocado que su consumo se dispare sin control. El problema reside en prácticas aparentemente inofensivas, como ingerirlo con el estómago vacío para atajar rápidamente un dolor de cabeza o combinarlo con bebidas alcohólicas durante una reunión social. Lo que muchos no saben es que, estos hábitos multiplican exponencialmente su toxicidad, iniciando un proceso de deterioro en órganos vitales que no presenta síntomas evidentes hasta que el daño, en muchas ocasiones, ya es considerable y difícilmente reversible. La clave no está en demonizar el fármaco, sino en entender su poder y sus reglas.

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MANUAL DE SUPERVIVENCIA: CÓMO USAR EL IBUPROFENO SIN JUGARTE LA SALUD

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Usar este medicamento de forma segura es posible si se siguen unas pautas básicas y lógicas que a menudo pasamos por alto. La regla de oro es triple: utilizar siempre la dosis mínima que sea eficaz, durante el menor tiempo posible y, como ya hemos repetido, con el estómago lleno. Para la mayoría de dolores leves o moderados, una dosis de 400 miligramos es más que suficiente y presenta un perfil de seguridad mucho mayor que la de 600 miligramos, cuya dispensación, no olvidemos, requiere receta médica por un motivo.

Ante cualquier duda, la figura del médico o del farmacéutico es fundamental y nunca debe ser sustituida por la automedicación o el consejo de un conocido. Ellos son los únicos capacitados para valorar si el ibuprofeno es la opción más adecuada para nuestro dolor o si existen alternativas más seguras, como el paracetamol, que no tiene efecto antiinflamatorio pero es menos agresivo para el estómago. El objetivo final no es desterrar para siempre el ibuprofeno de nuestras vidas, sino aprender a respetarlo y utilizarlo con la inteligencia y la responsabilidad que nuestra salud merece.

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