miércoles, 23 julio 2025

El error con la tarjeta de la ITV que te puede impedir vender tu coche

Superar la Inspección Técnica de Vehículos es, para la mayoría de los conductores, un trámite periódico más, a veces molesto, pero necesario para circular con la tranquilidad de que todo está en orden y con la preciada pegatina adornando el parabrisas. Sin embargo, lo que muchos desconocen es que el verdadero valor de esta revisión no reside únicamente en el resultado inmediato, sino en el rastro digital que deja en los registros de la Dirección General de Tráfico. Un simple suspenso, una ‘ITV desfavorable‘ que no se subsana correctamente, puede convertirse en una pesadilla burocrática, una marca invisible que emerge en el peor momento posible: cuando intentamos vender nuestro coche. Esta situación genera un bloqueo administrativo que frena en seco la operación, dejando a vendedor y comprador en un limbo inesperado y frustrante, todo por un fallo que quizás consideramos menor en su día.

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La creencia popular de que una vez pasado el mal trago de la inspección, con sus defectos leves o graves, el problema queda zanjado hasta el año siguiente, es un error de bulto que puede costar muy caro. La realidad es que el sistema actual es mucho más riguroso y está interconectado, lo que significa que un resultado desfavorable no es una simple recomendación para visitar el taller. Es una orden directa con consecuencias legales y administrativas muy serias si se ignora, una anotación en el historial del vehículo que actúa como una cicatriz imborrable hasta que se demuestre su completa sanación, es decir, hasta que se superen las pruebas en una nueva visita a la estación. Este detalle, a menudo subestimado, es la clave de un problema que afecta a miles de transacciones de vehículos de segunda mano en España cada año.

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EL VEREDICTO DE LA ESTACIÓN: MÁS ALLÁ DE LA PEGATINA EN EL PARABRISAS

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Cuando un vehículo se somete a la inspección, el resultado puede ser favorable, desfavorable o negativo. Mientras que el favorable nos da vía libre para circular, los otros dos encienden las alarmas. Una ITV negativa implica que el coche tiene defectos tan graves que debe ser inmovilizado y transportado en grúa al taller, pero la desfavorable es más sutil y, por ello, más traicionera. Significa que se han detectado defectos graves que comprometen la seguridad, pero que no impiden que el vehículo se desplace por sus propios medios exclusivamente para ir al taller y volver a la estación, con un plazo máximo de dos meses para solventarlos. Es en esta aparente flexibilidad donde reside el germen del problema, ya que algunos propietarios minimizan la advertencia y continúan circulando o simplemente aparcan el coche sin realizar las reparaciones pertinentes.

El incumplimiento de esta obligación no solo acarrea sanciones económicas si un agente de la autoridad detecta que el vehículo circula fuera de los trayectos permitidos, sino que activa el mecanismo que nos ocupa. La estación de ITV tiene la obligación de comunicar telemáticamente el resultado a la DGT, por lo que desde ese preciso instante, el vehículo queda «marcado». El plazo de dos meses es perentorio y, si transcurre sin que se haya acreditado la reparación de los fallos, la estación informará a Tráfico para que proponga la baja del vehículo de oficio, una consecuencia drástica que demuestra la seriedad con la que la administración se toma la seguridad vial y el correcto estado del parque móvil.

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