Las tortitas de patata son ese clásico reconfortante que nunca falla. Perfectas como guarnición, plato principal o incluso como aperitivo, estas pequeñas delicias combinan sencillez con sabor. La clave para que salgan bien está en lograr ese equilibrio ideal entre el exterior dorado y crujiente, y un interior suave, jugoso y lleno de sabor. No es magia, es técnica, y con unos cuantos trucos caseros cualquiera puede dominarla.
Además, las tortitas de patata admiten muchas variaciones que pueden ser con cebolla, queso, hierbas aromáticas o incluso con un toque de ajo. Pero más allá de los añadidos, lo esencial es saber trabajar la patata desde el principio; el tipo que se elige, la forma de rallarla y, sobre todo, cómo eliminar el exceso de líquido. Si se sigue el proceso correcto, el resultado serán unas tortitas irresistibles, doradas al punto justo y con un corazón tierno que se deshace en la boca.
1Ingredientes para unas tortitas de patata perfectas

Para preparar unas tortitas de patata como las de verdad, no hace falta una lista interminable. Lo básico son patatas, mejor si son harinosas, huevo, sal, pimienta y un poco de harina o pan rallado para ayudar a ligar. A partir de ahí, se pueden añadir cebolla rallada, cebollino, queso rallado o incluso un poco de nuez moscada para darle un giro más aromático. Lo fundamental es que los ingredientes se integren sin apelmazar.
Una buena patata marca la diferencia. Las variedades harinosas, como la Monalisa o la Kennebec, absorben mejor la grasa y permiten una textura más suave por dentro. También es importante rallar la patata fina y escurrirla muy bien para evitar que suelte agua durante la cocción. Un buen truco casero es envolverla en un paño limpio y presionar fuerte para eliminar el líquido. Ese detalle marcará la diferencia entre una tortita jugosa y otra que se deshace en la sartén.