domingo, 27 julio 2025

El único sitio de Europa donde el saludo oficial es un beso en la boca

El tradicional saludo en Oñati rompe con todas las convenciones sociales que conocemos en el resto de Europa, estableciendo un precedente único y fascinante. En esta localidad guipuzcoana del País Vasco, el ‘musukia’, un beso en los labios entre hombres, es mucho más que un simple gesto de cortesía; es un vestigio vivo de la historia que se remonta al siglo XVI. La práctica, lejos de ser un acto íntimo o romántico en el sentido moderno, representa la máxima expresión de confianza y hermandad entre amigos y conocidos, una costumbre que se ha transmitido de padres a hijos, conservando su esencia como un pacto de lealtad y fraternidad sellado con un beso.

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Imaginar una escena así en cualquier otra plaza de España o del continente resultaría, como poco, chocante y probablemente malinterpretado. Sin embargo, en Oñati forma parte del ADN cultural de sus gentes, un pilar de su identidad colectiva que ha sobrevivido a siglos de cambios sociales, políticos y culturales. Esta singularidad nos obliga a preguntarnos qué tiene de especial esta tierra para haber forjado una tradición tan profundamente arraigada que desafía las nociones modernas de espacio personal, demostrando que las raíces culturales pueden ser más fuertes que las normas sociales contemporáneas. El misterio de su origen y pervivencia es, en sí mismo, un viaje apasionante a las profundidades del alma vasca.

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DE GENERACIÓN EN GENERACIÓN: LA SUPERVIVENCIA DEL ‘MUSUKIA’ EN EL SIGLO XXI

Fuente: Freepik

En una era globalizada donde las tradiciones locales luchan por no diluirse, la pervivencia de este saludo es un testimonio de la fortaleza de la identidad cultural de Oñati. Los jóvenes de la localidad, lejos de verlo como algo anacrónico o embarazoso, lo han adoptado y lo practican con la misma naturalidad que sus padres y abuelos, asegurando así su continuidad. La clave de su supervivencia radica en que no se enseña, se vive; se aprende por imitación en el seno de la familia y el grupo de amigos, integrándose en la cotidianidad como un elemento tan normal como decir «kaixo».

Este fenómeno demuestra una admirable resiliencia cultural frente a las presiones externas y los cambios de paradigma en las relaciones interpersonales. Mientras en otros lugares se debate sobre el espacio personal, en Oñati un saludo que se niega a desaparecer redefine los límites de la amistad y la confianza. El ‘musukia’ sigue siendo un pilar en la construcción de las relaciones sociales masculinas en el pueblo, un acto que fortalece los lazos comunitarios y reafirma un sentimiento de pertenencia único, demostrando que algunas tradiciones están hechas para perdurar.

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