sábado, 26 julio 2025

La multa por llevar las escobillas del limpiaparabrisas en mal estado: el ‘defecto leve’ en la ITV que en carretera es grave

Superar la ITV con éxito es el objetivo primordial de cualquier conductor cuando se acerca la fecha de la inspección, un trámite que a menudo se percibe como el veredicto final sobre el estado de nuestro vehículo. Sin embargo, obtener la pegatina de «apto» no siempre es un cheque en blanco para circular con total tranquilidad, ya que existen ciertos elementos, como las escobillas del limpiaparabrisas, que pueden pasar la prueba con un «defecto leve» pero que, a ojos de un agente de la autoridad, representan un riesgo grave para la seguridad vial y, por tanto, un motivo más que justificado para una sanción económica. Es una de esas paradojas del sistema que conviene conocer a fondo para evitar sorpresas desagradables.

Publicidad

Esta aparente contradicción genera una falsa sensación de seguridad en muchos usuarios, quienes dan por sentado que si el coche ha sido validado en la estación de inspección, está en perfectas condiciones para circular sin temor a multas. La realidad es bien distinta y mucho más compleja, pues la normativa de Tráfico y la de la propia ITV operan en planos diferentes pero complementarios. Lo que para un inspector es una deficiencia menor que no impide la circulación, para un agente en plena carretera durante un aguacero puede ser la causa de una visibilidad peligrosamente reducida, una distinción sutil pero fundamental que pone el foco en la seguridad activa y en la responsabilidad última del conductor de mantener su vehículo en un estado óptimo en todo momento, más allá de cumplir con una revisión periódica obligatoria.

3
CRÓNICA DE UNAS ESCOBILLAS ‘CADUCADAS’: EL DESGASTE SILENCIOSO

YouTube video

Las escobillas del limpiaparabrisas son elementos fabricados principalmente de caucho, un material que sufre una degradación constante y silenciosa por su exposición a los elementos. El sol del verano y la radiación ultravioleta resecan y agrietan la goma, mientras que el frío intenso del invierno la vuelve rígida y quebradiza. Esta pérdida de flexibilidad es fatal para su funcionamiento, ya que la escobilla necesita adaptarse perfectamente a la curvatura del parabrisas para barrer el agua de manera uniforme. Incluso la falta de uso es perjudicial, pues el polvo y la suciedad se adhieren a la goma y actúan como una lija la primera vez que se activan, provocando un desgaste prematuro y la posibilidad de no pasar la próxima ITV.

Publicidad

Identificar cuándo ha llegado el momento de cambiarlas es más sencillo de lo que parece y no requiere conocimientos de mecánica. La señal más evidente es la aparición de estrías o zonas que quedan sin limpiar en el parabrisas después de su pasada, lo que indica que el filo de la goma ya no es homogéneo. Otros síntomas inequívocos son los ruidos, como chirridos o golpeteos, que revelan que la escobilla no se desliza con suavidad, o el efecto de «empañamiento» que se produce cuando en lugar de retirar el agua, la extiende en una fina capa que dificulta aún más la visión. Ignorar estas señales no solo es un riesgo, sino una garantía casi segura de problemas, ya sea con un agente o en la siguiente ITV.

Publicidad
Publicidad