El gluten se ha convertido en el enemigo silencioso de muchas dietas modernas. Lo que comenzó como una necesidad real para quienes padecen celiaquía, se ha transformado en una moda alimentaria adoptada por miles de personas sin diagnóstico alguno. Influencers, cuentas de bienestar y hasta celebridades han contribuido a que cada vez más individuos opten por eliminar el gluten bajo la promesa de perder peso, desinflamar el cuerpo o “mejorar la salud”, sin considerar las consecuencias reales de esta decisión.
Esta tendencia, impulsada más por percepciones populares que por evidencias científicas, puede acarrear riesgos importantes. Así lo explica Mireia Hurtado, psicóloga sanitaria y dietista, quien en su libro Alimentación compasiva desmonta algunas de las creencias más extendidas sobre el gluten. Según Hurtado, eliminarlo de la dieta sin ser celiaco o intolerante puede parecer beneficioso a corto plazo, pero con el tiempo puede desequilibrar la nutrición, afectar la salud mental y favorecer trastornos de la conducta alimentaria.
3No todo lo viral es saludable

El auge de las dietas sin gluten se suma a otras modas alimentarias como el ayuno intermitente o la dieta anticáncer, todas ellas con promesas atractivas que rara vez muestran su lado oscuro. Lo común en estas tendencias es la falta de flexibilidad, un enfoque extremo que muchas veces ignora las verdaderas necesidades del cuerpo y la mente. En el caso específico del gluten, el problema no es solo lo que se elimina, sino cómo y por qué se hace.
Por eso, antes de dejar el gluten porque alguien en redes lo recomienda, es vital preguntarse: ¿realmente lo necesito? ¿Estoy obteniendo mis nutrientes esenciales? ¿Estoy escuchando mi cuerpo o simplemente siguiendo una moda? La alimentación debe ser un acto de autocuidado, no una fuente de ansiedad. Como concluye Hurtado, el verdadero bienestar no se logra con reglas rígidas, sino con equilibrio, conciencia y personalización. Porque en nutrición, lo que funciona para uno, no necesariamente le sirve a todos.