viernes, 25 julio 2025

El secreto de las ‘lágrimas de San Lorenzo’ en Jaén: la lluvia de estrellas vista desde el mayor observatorio de la península que debes visitar este verano

El secreto de las ‘lágrimas de San Lorenzo’ en Jaén reside en un lugar casi mágico, un balcón a los cielos alejado del bullicio y las luces que devoran las noches de verano en otros lugares. Cada mes de agosto, la Tierra cruza la estela del cometa Swift-Tuttle, regalándonos la lluvia de estrellas de las Perseidas, pero verla y vivirla son dos cosas muy distintas. Para lo segundo, una experiencia que transforma una simple noche de verano en un recuerdo imborrable, es necesario buscar la oscuridad más pura, y esa oscuridad tiene un nombre propio en el sur de España: la Sierra Sur jiennense.

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Pocos saben que en lo más alto de esta sierra se esconde uno de los tesoros astronómicos más importantes de Europa. No es un mirador cualquiera acondicionado para turistas, sino una instalación científica de primer nivel que ofrece, por su ubicación y altitud, unas condiciones de observación casi perfectas. La promesa no es solo ver estrellas fugaces, sino sumergirse en la inmensidad del cosmos de una forma sobrecogedora. Es, un enclave que garantiza una de las visiones más puras y espectaculares del universo, un secreto a voces entre los aficionados a la astronomía que convierte a la provincia de Jaén en el destino estelar definitivo de la península.

LA PANDERA: EL BALCÓN ESTELAR ESCONDIDO EN EL SUR DE ESPAÑA

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En el corazón de la Sierra Sur se alza el pico de La Pandera, una atalaya natural que roza los 1.900 metros de altitud y que se ha convertido en el santuario de los cielos andaluces. Su principal virtud es su aislamiento. Lejos de los grandes núcleos urbanos y de sus halos de contaminación lumínica, este rincón de la provincia de Jaén ofrece una oscuridad que ya es un lujo en la Europa continental. Es esta ausencia de luz artificial, un factor crucial para la observación astronómica de calidad, lo que permite que el ojo humano se adapte y capte los fenómenos celestes más tenues, desde la Vía Láctea hasta la más débil de las estrellas fugaces.

No es casualidad que el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC) eligiera este punto exacto para instalar el Observatorio de la Pandera. Este centro no es solo un conjunto de telescopios, sino una pieza clave en la red de investigación espacial de nuestro país, dedicado al seguimiento de asteroides y a la fotometría de alta precisión. Para el visitante, esto significa que el lugar no es una simple elección pintoresca; es una ubicación científicamente validada por sus extraordinarias condiciones. La calidad del cielo de Jaén, certificada por los expertos que trabajan allí cada noche, convierte una simple escapada en una experiencia astronómica de primer orden.

‘LÁGRIMAS DE SAN LORENZO’: MÁS QUE UNA SIMPLE LLUVIA DE ESTRELLAS

La tradición popular bautizó a las Perseidas como las ‘lágrimas de San Lorenzo’ por la coincidencia de su máximo apogeo con la festividad del santo, el 10 de agosto. La leyenda cuenta que son las lágrimas que el mártir derramó al ser quemado en la parrilla, un relato poético que ha perdurado a través de los siglos. Científicamente, el fenómeno es igualmente fascinante: son diminutas partículas de polvo, del tamaño de un grano de arena, que el cometa Swift-Tuttle dejó atrás en su órbita. Cada año, la Tierra atraviesa esta nube de restos cósmicos a una velocidad vertiginosa, y al entrar en contacto con nuestra atmósfera, se incineran, creando los brillantes y fugaces trazos de luz que llamamos estrellas fugaces.

Observar este espectáculo desde un lugar como La Pandera en Jaén eleva la experiencia a otra dimensión. En una ciudad, con suerte, se pueden contar cinco o diez meteoros por hora. En la oscuridad de la sierra, durante el pico de actividad, la cifra se dispara a más de cien. Pero no es solo una cuestión de cantidad, sino de calidad. El contraste entre la negrura absoluta del cielo y el brillo de los meteoros es brutal. Se aprecian los colores, las estelas persistentes que algunos dejan a su paso y, sobre todo, se siente la sobrecogedora sensación de estar flotando bajo una cúpula celeste infinita y viva.

EL CIELO ‘STARS4ALL’: LA GARANTÍA DE UNA NOCHE PERFECTA

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La calidad del cielo de la Sierra Sur de Jaén no es una apreciación subjetiva; está respaldada por mediciones que la sitúan entre las mejores de la Península Ibérica. Este tipo de enclaves son conocidos como «ventanas al universo» y están protegidos bajo figuras como las Reservas Starlight, que certifican la oscuridad y la claridad de la atmósfera. Aunque La Pandera, por su uso militar y científico, tiene un estatus especial, la comarca entera goza de unas condiciones que la convierten en un destino de astroturismo de primer nivel. Esta protección contra la contaminación lumínica es una batalla constante que garantiza que lugares como este sigan existiendo.

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Para el visitante, esto se traduce en una visibilidad que va mucho más allá de las Perseidas. En una noche despejada en esta zona de Jaén, la Vía Láctea no es una tímida mancha blanquecina, sino un arco majestuoso y lleno de texturas que cruza el cielo de lado a lado. Se pueden distinguir a simple vista nebulosas como la de Andrómeda y una cantidad de estrellas que resulta abrumadora para el ojo no acostumbrado. Es una inmersión total en el cosmos que nos recuerda nuestra verdadera escala en el universo, una lección de humildad y asombro que solo los cielos más oscuros pueden ofrecer.

MANUAL DE SUPERVIVENCIA PARA EL CAZADOR DE ESTRELLAS VERANIEGO

Planificar la ascensión a La Pandera para ver las ‘lágrimas de San Lorenzo’ requiere una mínima preparación. Lo primero y más importante es la ropa: aunque sea agosto, a casi 2.000 metros de altitud las temperaturas nocturnas pueden desplomarse fácilmente por debajo de los 10 grados. Por tanto, una chaqueta de abrigo, un gorro y una manta son absolutamente imprescindibles para disfrutar de la noche cómodamente. Un asiento reclinable o una simple esterilla permitirán mirar al cielo durante horas sin sufrir dolores de cuello. Y, por supuesto, algo de comida y bebida caliente para hacer la espera más agradable.

Una vez en el lugar, la paciencia es la mejor aliada. Es fundamental apagar todas las luces, especialmente las pantallas de los móviles, y permitir que los ojos se adapten a la oscuridad total durante al menos 20 o 30 minutos. Es el tiempo que tarda la pupila en dilatarse por completo y empezar a captar los detalles más sutiles del firmamento. El uso de linternas debe ser mínimo y, a ser posible, con luz roja, un truco que utilizan los astrónomos para no deslumbrarse y perder la adaptación a la oscuridad. Cumpliendo estos sencillos consejos, la experiencia en este rincón de Jaén será inolvidable.

JAÉN, MÁS ALLÁ DEL OLIVAR: UN PARAÍSO NATURAL POR DESCUBRIR

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La excusa de cazar estrellas fugaces es la oportunidad perfecta para descubrir una provincia de Jaén que a menudo permanece oculta tras el tópico de su mar de olivos. La Sierra Sur es un territorio de una belleza agreste y espectacular, con valles profundos, pueblos blancos encaramados a las montañas y una riqueza natural que sorprende al visitante. Organizar la visita al observatorio, puede ser el broche de oro a una jornada explorando los castillos y fortalezas de la Ruta de los Nazaríes o recorriendo los senderos del Parque Natural de Sierra Mágina, muy cercano.

La experiencia celeste se complementa así con una inmersión en la cultura, la gastronomía y la naturaleza de una tierra llena de contrastes. El cielo nocturno es un reflejo de la pureza de su entorno diurno. La misma tierra que produce uno de los mejores aceites de oliva del mundo es también la que ofrece uno de los cielos más limpios de Europa. Al final, la combinación de un paisaje único y un cosmos espectacular convierte a Jaén en un destino que va mucho más allá de lo esperado, un lugar donde se puede tocar la tierra con las manos y el cielo con la mirada.

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