sábado, 26 julio 2025

La razón oculta por la que los bares ponen tapas gratis en Andalucía

Las tapas gratis en Andalucía son mucho más que una simple cortesía o un reclamo turístico para atraer a los sedientos viajeros. Representan un pilar fundamental de la cultura del sur, un ritual social que acompaña a la caña o al vino y que transforma el simple acto de beber en una experiencia gastronómica completa. Esta costumbre, tan arraigada que parece haber existido desde siempre, esconde un origen sorprendente y mucho más pragmático de lo que las leyendas populares nos han contado. No se trata solo de generosidad, sino de una herencia directa de una época convulsa que buscaba, por encima de todo, mantener el orden en las calles y en las tabernas de una España que se recuperaba de sus heridas.

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La imagen de una barra repleta de pequeñas delicias culinarias que se ofrecen sin coste con cada consumición es una estampa que define a ciertas provincias andaluzas y que muchos dan por sentada. Sin embargo, detrás de esta generosidad hostelera se oculta una historia fascinante que va más allá de la competencia entre bares o de las viejas anécdotas sobre reyes sabios que tapaban sus copas con una loncha de jamón. Existe una razón oculta, casi olvidada por el paso del tiempo, una razón que se hunde en las brumas de la historia reciente de nuestro país y que vincula directamente la costumbre de las tapas gratis con la necesidad de controlar los efectos del alcohol en la población.

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UN VIAJE EN EL TIEMPO: MÁS ALLÁ DE REYES Y LEYENDAS

Fuente: Freepik

La historia popular del tapeo está plagada de relatos pintorescos que, si bien aportan un encanto innegable, se mueven en el terreno de la mitología. La más extendida atribuye la invención de la tapa a Alfonso X el Sabio, quien por prescripción médica debía tomar pequeños bocados de comida entre horas junto a sorbos de vino. Para que sus súbditos no cayeran en la embriaguez, ordenó que en todos los mesones de Castilla se sirviera siempre el vino acompañado de una porción de alimento. Otra versión apunta a los Reyes Católicos, quienes para combatir los incidentes provocados por los carreteros a la salida de las tabernas, impusieron la obligación de servir la copa con un plato de comida encima, una costumbre que buscaba evitar que insectos o impurezas cayeran en la bebida y, de paso, mitigar los efectos del alcohol.

Estas leyendas, aunque hermosas, carecen de un sustento documental sólido y probablemente sean idealizaciones románticas de una práctica que nació de forma mucho más orgánica. La verdadera pista nos lleva a un tiempo más cercano y a una motivación menos regia. La clave no está en evitar que las moscas entren en el chato de vino, sino en un asunto de salud pública y control social que se gestó en un periodo muy concreto de la historia de España. Es aquí donde la tradición de las tapas gratis abandona el mito para entrar en el terreno de la regulación, una explicación mucho más terrenal y vinculada a la necesidad de controlar el orden público en una sociedad con muchas dificultades.

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