Los ciclistas, tanto profesionales como aficionados, conocen bien los desafíos físicos que conlleva recorrer largas distancias sobre dos ruedas. Desde la pérdida de electrolitos hasta los molestos calambres musculares, mantenerse en óptimas condiciones durante toda la ruta requiere más que entrenamiento y fuerza de voluntad. Por eso, cada vez más deportistas de este ámbito recurren a una bebida específica que, lejos de ser un simple refresco, se ha convertido en aliada imprescindible para mejorar el rendimiento.
Esta bebida, rica en minerales esenciales como sodio, potasio y magnesio, ayuda no solo a mantener la hidratación, sino también a prevenir las contracciones involuntarias que interrumpen la actividad física. No es un secreto entre los ciclistas, y muchos equipos la incluyen ya como parte del avituallamiento estándar. Además, su fácil preparación y bajo coste la hacen aún más popular en el pelotón y en las salidas de domingo.
1La fórmula secreta que muchos ciclistas ya no esconden

Durante años, los ciclistas han probado todo tipo de bebidas para enfrentar el desgaste físico. Pero hay una combinación que destaca: agua, zumo de limón, una pizca de sal marina y una cucharadita de miel o azúcar. Esta mezcla, además de ser natural, aporta electrolitos fundamentales que el cuerpo pierde con el sudor. Su sabor ligeramente ácido también estimula el consumo voluntario de líquidos, algo clave en carreras largas.
Algunos ciclistas más experimentados añaden bicarbonato de sodio, conocido por su capacidad para neutralizar el ácido láctico acumulado en los músculos. De esta forma, retrasan la fatiga y mejoran su recuperación. Esta bebida casera no compite directamente con los suplementos comerciales, pero muchos la prefieren por ser accesible, sin aditivos artificiales y con ingredientes fáciles de conseguir en casa.