domingo, 27 julio 2025

La multa de la DGT por llevar el depósito ‘en reserva’: 200€ y 2 puntos

La Dirección General de Tráfico (DGT) mantiene una vigilancia constante sobre las conductas que, directa o indirectamente, pueden comprometer la seguridad en nuestras carreteras, un gesto que muchos consideran trivial, pero que esconde un riesgo mucho mayor de lo que aparenta, es el de apurar el depósito de combustible hasta el último momento. Esta costumbre, arraigada en la creencia de exprimir cada euro o simplemente por descuido, ha generado un debate persistente en torno a su legalidad y las posibles sanciones asociadas. La idea de una multa específica por circular con el testigo de la reserva encendido se ha convertido en una especie de leyenda urbana entre los conductores españoles, un temor difuso que merece ser analizado con detenimiento para separar el mito de la realidad y comprender las verdaderas implicaciones de esta práctica tan común.

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Lo cierto es que el Reglamento General de Circulación no contempla una sanción directa por el simple hecho de conducir con un nivel bajo de combustible. Sin embargo, el problema no reside en la falta de carburante en sí, sino en las peligrosas consecuencias que esta situación puede desencadenar. Quedarse inmovilizado en una vía, especialmente en una de alta capacidad como una autovía o autopista, constituye una infracción grave por generar un obstáculo peligroso para la circulación, y es en este punto donde la normativa se aplica con todo su rigor. La sanción, por tanto, no castiga la previsión del conductor, sino el resultado tangible y arriesgado de su negligencia, una distinción fundamental que todo automovilista debería conocer para evitar no solo una multa, sino, lo que es más importante, un posible accidente.

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LA FACTURA OCULTA: MÁS ALLÁ DE LA MULTA Y LOS PUNTOS

Fuente: Freepik

El coste de apurar el depósito va mucho más allá de la posible sanción administrativa. A nivel mecánico, esta práctica es sumamente perjudicial para el vehículo. La bomba de combustible, a menudo situada dentro del propio depósito, utiliza la gasolina o el diésel para refrigerarse y lubricarse. Al trabajar con un nivel muy bajo, la bomba puede sobrecalentarse y aspirar aire, lo que provoca un desgaste prematuro y una avería costosa. Además, con el tiempo, en el fondo del depósito se acumulan sedimentos e impurezas que normalmente no entran en el circuito; al apurar la reserva, estas partículas son succionadas y pueden obstruir el filtro de combustible o, peor aún, dañar los sensibles inyectores del motor.

A los potenciales gastos de taller hay que añadir otros costes indirectos que a menudo no se tienen en cuenta en el momento de decidir si parar a repostar. Si el vehículo queda inmovilizado, es muy probable que se necesite asistencia en carretera. Dependiendo de la póliza de seguro contratada, el servicio de grúa podría no estar cubierto por esta causa o tener limitaciones. Además, si se opta por ir a pie a una gasolinera, es obligatorio transportar el combustible en un recipiente homologado. El uso de botellas de plástico u otros envases no aptos está terminantemente prohibido y puede acarrear multas que oscilan entre los 2.000 y 3.000 euros por transporte indebido de mercancías peligrosas. Una cadena de malas decisiones puede convertir un pequeño ahorro en un desembolso económico desorbitado, algo que la DGT intenta prevenir con sus campañas informativas.

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