El flato es ese pinchazo agudo y traicionero que aparece sin previo aviso durante una carrera. Se manifiesta como un dolor punzante justo debajo de las costillas, y aunque parezca algo menor, puede llegar a paralizar al corredor y hacerle perder el ritmo o incluso obligarlo a detenerse. Según la entrenadora Andrea de Ayala, este malestar tiene que ver con el diafragma, pero su origen exacto sigue siendo un misterio. Lo que sí está claro es que afecta a todo tipo de corredores y que tiene relación con el impacto que genera el cuerpo al correr.
Sentir flato durante el ejercicio puede ser desesperante, sobre todo si llega en un momento clave del entrenamiento o la competición. Ese pinchazo que acompaña a cada respiración corta la energía y desmotiva. Pero la buena noticia es que hay formas de prevenirlo. Hablamos con Andrea de Ayala, experta en running, para conocer las recomendaciones que ayudan a mantener el flato bajo control y seguir corriendo sin interrupciones innecesarias.
3La experiencia como aliada contra el flato

Aunque el flato puede presentarse en cualquier momento, Andrea asegura que con el tiempo y la práctica, su aparición se vuelve menos frecuente. “Cuando el cuerpo ya tiene adherencia al entrenamiento, también el flato aparece menos”, señala. Es decir, la constancia y el hábito ayudan al cuerpo a adaptarse, y los músculos respiratorios, incluido el diafragma, se fortalecen.
Es importante entender que el flato no es sinónimo de debilidad ni de falta de preparación. Puede aparecer incluso en corredores con años de experiencia. Lo fundamental es conocer el propio cuerpo, identificar los factores que lo provocan y aplicar las estrategias adecuadas para seguir avanzando. Con paciencia y regularidad, ese pinchazo incómodo dejará de ser un obstáculo y se convertirá en solo una anécdota más del camino.