miércoles, 30 julio 2025

Cómo hacer una ensalada de mariscos irresistible en pocos pasos

La ensalada de mariscos es uno de esos platos que evocan el verano, las comidas al aire libre y el sabor fresco del mar. Ideal como entrante o como plato principal, esta receta ha conquistado paladares por su ligereza, su colorido y, sobre todo, por la mezcla de texturas y sabores que ofrece. Prepararla en casa no solo es sencillo, sino que también permite jugar con los ingredientes para adaptarla al gusto de cada comensal. El truco está en encontrar el equilibrio justo entre lo ácido, lo salado y lo fresco, sin que un sabor opaque al otro.

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En muchas regiones costeras, la ensalada de mariscos es casi una tradición. Su versatilidad la ha convertido en una favorita tanto para celebraciones familiares como para cenas improvisadas. Ya sea con pulpo, camarones, mejillones o calamares, esta preparación admite múltiples combinaciones, siempre que se respeten dos principios básicos: mariscos frescos y un buen aliño. Además, su aspecto vistoso y apetecible hace que luzca espectacular en cualquier mesa, convirtiéndose en la estrella de cualquier comida.

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Paso a paso para una preparación perfecta

Fuente: Freepik

Antes de comenzar, es esencial cocer cada tipo de marisco por separado para evitar sobrecocciones. Los camarones solo necesitan unos minutos en agua hirviendo con sal; los calamares deben cocerse hasta que estén tiernos pero no gomosos, y los mejillones se abren al vapor. Una vez fríos, se cortan en trozos de bocado y se reservan. Mientras tanto, se pueden ir preparando las verduras, picándolas para que los sabores se integren de forma armoniosa. El corte uniforme también contribuye a una mejor presentación y hace que cada cucharada sea equilibrada.

Una vez que se tienen todos los ingredientes listos, se mezclan en un bol amplio. Se vierte el aliño y se remueve suavemente para que todo se impregne sin romper los ingredientes más delicados. Lo ideal es dejar reposar la ensalada de mariscos en el refrigerador al menos media hora antes de servirla. Esto permite que los sabores se asienten y el plato gane en intensidad y frescura. También puede prepararse con algunas horas de antelación, siempre que se mantenga bien refrigerada y tapada para conservar su textura y sabor.

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