miércoles, 30 julio 2025

Te enseñamos a protegerte de la gente negativa que te chupa toda la energía

La gente negativa tiene una forma silenciosa pero muy efectiva de infiltrarse en nuestra vida cotidiana. A menudo no nos damos cuenta del impacto que pueden tener hasta que comenzamos a sentirnos agotados emocionalmente, más irritables o sin motivación, incluso sin una causa clara. Y es que, del mismo modo que la alegría o la euforia se contagian en ambientes positivos, también lo hacen la tristeza, la queja constante y el desánimo. Ese tipo de energía baja, cuando proviene de personas cercanas o de un entorno habitual, puede llegar a desgastarnos más de lo que imaginamos.

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Como señala la psicóloga Beatriz González, el contagio emocional es inevitable cuando estamos expuestos de forma prolongada a estados negativos. La gente negativa no solo expresa malestar, sino que, sin proponérselo, tiende a arrastrar a quienes le rodean a un ciclo de pensamiento pesimista. Lo peor es que este tipo de contagio no solo ocurre en momentos de crisis colectivas, sino también en círculos reducidos como el trabajo, la familia o los grupos de amigos. Aprender a reconocerlo y tomar distancia es clave para proteger nuestra salud emocional.

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¿Cómo protegerse del pesimismo contagioso?

Fuente: Pexels

Para contrarrestar el efecto de la gente negativa, lo primero es tomar conciencia del impacto que tienen sobre nosotros. No se trata de cortar vínculos de manera abrupta, sino de establecer límites emocionales claros. Una técnica efectiva es crear “espacios de desconexión”, como dar un paseo antes de llegar a casa o limitar la exposición a ciertas conversaciones. Separar lo laboral de lo personal y dedicar tiempo a actividades que generen alegría y bienestar también ayuda a mantener la estabilidad emocional.

Otra herramienta valiosa es rodearse de personas con energía positiva, que fomenten el crecimiento personal, la resiliencia y el buen humor. La gente negativa pierde fuerza cuando se encuentra con entornos que no retroalimentan su discurso. Y si a pesar de todo resulta difícil mantener el equilibrio, buscar ayuda profesional no solo es válido, sino necesario. Psicólogos, terapeutas o incluso grupos de apoyo pueden enseñar estrategias para gestionar el estrés, filtrar los pensamientos negativos y recuperar la energía emocional perdida.

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