La gente negativa tiene una forma silenciosa pero muy efectiva de infiltrarse en nuestra vida cotidiana. A menudo no nos damos cuenta del impacto que pueden tener hasta que comenzamos a sentirnos agotados emocionalmente, más irritables o sin motivación, incluso sin una causa clara. Y es que, del mismo modo que la alegría o la euforia se contagian en ambientes positivos, también lo hacen la tristeza, la queja constante y el desánimo. Ese tipo de energía baja, cuando proviene de personas cercanas o de un entorno habitual, puede llegar a desgastarnos más de lo que imaginamos.
Como señala la psicóloga Beatriz González, el contagio emocional es inevitable cuando estamos expuestos de forma prolongada a estados negativos. La gente negativa no solo expresa malestar, sino que, sin proponérselo, tiende a arrastrar a quienes le rodean a un ciclo de pensamiento pesimista. Lo peor es que este tipo de contagio no solo ocurre en momentos de crisis colectivas, sino también en círculos reducidos como el trabajo, la familia o los grupos de amigos. Aprender a reconocerlo y tomar distancia es clave para proteger nuestra salud emocional.
3La actitud también se contagia

Una de las recomendaciones clave es desarrollar la capacidad de observar sin absorber. Es decir, reconocer cuando alguien cercano está en una dinámica negativa sin dejarse arrastrar. No todas las personas con pensamientos pesimistas lo hacen con mala intención; muchas simplemente no saben cómo gestionar sus emociones. Pero es fundamental entender que nuestra energía no tiene por qué estar al servicio de nadie. La gente negativa no puede cambiar si no es consciente de su impacto, pero tú sí puedes cambiar tu respuesta ante ellos.
En definitiva, aprender a protegerte de la gente negativa es una forma de autocuidado. No siempre puedes cambiar el entorno, pero sí puedes decidir qué haces con él. Recuperar el entusiasmo, mantener la motivación y cuidar tu salud mental también depende de las decisiones pequeñas que tomas a diario. Y una de las más poderosas es elegir no permitir que la negatividad ajena tome el control de tu bienestar.