El descafeinado no está libre de cafeína, una realidad que muchos consumidores desconocen cuando eligen esta bebida pensando que es completamente inocua para su descanso nocturno o su sistema nervioso. La creencia popular lo sitúa como un placebo perfecto para quienes aman el sabor del café pero no desean sus efectos estimulantes, una especie de hermano gemelo inofensivo. Sin embargo, la ciencia y la normativa alimentaria destapan una verdad matizada, una que revela la presencia, aunque mínima, de cafeína en cada taza. Esta cantidad residual, perfectamente legal y regulada, puede ser insignificante para la mayoría, pero se convierte en un factor determinante para un segmento creciente de la población especialmente sensible a esta molécula.
La cuestión, por tanto, no es si el descafeinado tiene cafeína, sino cuánta contiene y a partir de qué umbral esa dosis residual empieza a contar. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) ha arrojado luz sobre este asunto, estableciendo límites y recomendaciones que nos sirven de guía. Para muchos, disfrutar de varias tazas a lo largo del día no supondrá ningún problema, pero para otros, incluso una cantidad considerada pequeña puede ser la diferencia entre una noche de sueño reparador y una de vueltas en la cama. Comprender dónde se encuentra ese límite personal y qué factores influyen en él es la clave para seguir disfrutando del ritual del café sin pagar un peaje inesperado en nuestra salud y bienestar.
4NO TODO ES CAFEÍNA: LOS BENEFICIOS OCULTOS DEL CAFÉ DESCAFEINADO

A menudo, el debate sobre el café descafeinado se centra exclusivamente en la cafeína que le falta o que le queda, dejando en un segundo plano una de sus mayores virtudes: conserva la gran mayoría de los compuestos bioactivos beneficiosos del café original. El café es una de las mayores fuentes de antioxidantes en la dieta occidental, gracias a su alto contenido en ácidos clorogénicos y polifenoles. Estos compuestos, que ayudan a neutralizar los radicales libres y a reducir el estrés oxidativo en el cuerpo, permanecen en el grano casi intactos tras el proceso de descafeinización. Esto convierte al descafeinado en una excelente opción para quienes buscan estos beneficios sin el estímulo de la cafeína.
Diversos estudios han asociado el consumo regular de café, incluido el descafeinado, con un menor riesgo de desarrollar ciertas enfermedades, como la diabetes tipo 2 o algunas patologías neurodegenerativas. La clave parece estar en estos compuestos antioxidantes y antiinflamatorios, no en la cafeína. Por lo tanto, elegir un descafeinado no significa renunciar a las propiedades saludables más importantes de esta popular bebida, sino adaptar su consumo a unas necesidades específicas, como puede ser la búsqueda de un mejor descanso o la gestión de la ansiedad. Se trata de una alternativa inteligente que permite disfrutar del ritual y el sabor del café mientras se cuida el organismo desde dentro.