El universo del fake cooking
ha invadido silenciosamente las redes sociales, transformando nuestras pantallas en un desfile de platos con una perfección casi insultante y texturas que desafían la lógica culinaria. Millones de usuarios consumen a diario vídeos de recetas hipnóticas donde pollos asados lucen una piel crujiente y uniforme, las carnes presentan un sellado milimétrico y las tartas parecen esculpidas por un artesano renacentista, sin saber que, en muchas ocasiones, están siendo testigos de un elaborado espectáculo de ilusionismo gastronómico. Una puesta en escena diseñada para capturar la mirada y generar interacción, pero que se aleja drásticamente de la cocina real, esa que mancha, que tiene sus propios tiempos y que raramente alcanza la simetría de un bodegón digital.
Esta tendencia no es simplemente un intento de embellecer la comida, sino que representa una categoría de contenido en sí misma, donde el fin último no es enseñar a cocinar, sino crear una fantasía visual adictiva. El espectador queda atrapado por la satisfacción de ver un proceso impoluto y un resultado impecable, un espejismo que genera una extraña mezcla de inspiración y frustración en quienes intentan replicarlo en casa. Detrás de esos colores vibrantes y esas costras doradas se esconde una caja de herramientas que poco tiene que ver con la de un chef y mucho con la de un director de arte, empleando técnicas que convierten alimentos potencialmente deliciosos en mero atrezo incomestible.
5CÓMO DETECTAR EL TIMO: SEÑALES PARA NO CREERTE TODO LO QUE VES

Afortunadamente, es posible entrenar el ojo para identificar las señales que delatan estas elaboradas farsas culinarias. Hay que desconfiar de los brillos excesivos y uniformes, especialmente en carnes o verduras asadas, ya que suelen ser producto de barnices o aceites aplicados con brocha. La ausencia total de imperfecciones es otra pista clave; la comida real tiene pequeñas grietas, asimetrías y jugos que no siempre son estéticos. Un análisis crítico del entorno, donde no hay ni una sola salpicadura, mancha o utensilio fuera de lugar, también debería hacernos sospechar de la autenticidad del proceso. La perfección absoluta no existe en una cocina funcional, y su presencia en un vídeo es un fuerte indicio de fake cooking
.
Finalmente, la clave para disfrutar de este contenido sin caer en la frustración es cambiar nuestra perspectiva y entender qué estamos consumiendo. No se trata de tutoriales de cocina, sino de entretenimiento visual, una forma de arte efímero similar a la escultura o la pintura. Al reconocer el fake cooking
como una disciplina creativa y no como un reflejo de la realidad, podemos apreciar la habilidad técnica y el ingenio de sus creadores sin sentirnos presionados a imitar sus resultados imposibles. Esto nos libera para volver a nuestra cocina y celebrar nuestros platos por lo que son: comida real, honesta y deliciosa, con todas sus maravillosas y auténticas imperfecciones.