sábado, 2 agosto 2025

El secreto mejor guardado del Camino de Santiago: la capilla visigoda excavada en una roca que casi nadie visita

El Camino de Santiago esconde tesoros que van más allá de la icónica Catedral de Santiago o los viñedos de La Rioja, auténticos hitos que todo peregrino guarda en su retina. Sin embargo, la verdadera esencia de la ruta jacobea a menudo reside en susurros, en desvíos no señalizados y en joyas arquitectónicas que han logrado esquivar el paso del tiempo y el turismo masivo. Existe un lugar así, un enclave mágico que fusiona la fe, el arte y la naturaleza de una manera sobrecogedora, esperando ser descubierto por aquellos viajeros que buscan algo más que seguir las flechas amarillas. Un vestigio de un reino perdido en un valle que parece detenido en el tiempo.

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Este rincón olvidado, lejos del bullicio del Camino Francés, representa una de las páginas más fascinantes de la historia del norte peninsular. Imaginar una capilla del siglo X, erigida por condes para albergar reliquias sagradas, en un paraje de una belleza tan abrumadora que parece irreal, es el punto de partida de una aventura diferente. Se trata de un viaje dentro del propio viaje, una pequeña peregrinación hacia uno de los secretos mejor guardados de todo el Camino de Santiago, donde la piedra, la leyenda y el silencio narran una historia de supervivencia y espiritualidad que conecta directamente con las raíces más profundas de nuestra cultura y que muy pocos tienen el privilegio de conocer.

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MÁS ALLÁ DEL CAMINO FRANCÉS: LA RUTA OLVIDADA

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Para el peregrino contemporáneo, acostumbrado al constante fluir de gente en el Camino Francés, llegar a Santa María de Lebeña supone una revelación. El Camino Lebaniego es una experiencia radicalmente distinta, más introspectiva y exigente. Atraviesa paisajes de una verticalidad sobrecogedora, donde el esfuerzo físico es recompensado con una soledad y una paz difíciles de encontrar en otras rutas jacobeas. Este ramal, que culmina en el monasterio de Santo Toribio, ofrece una perspectiva diferente de lo que significa la peregrinación, una que se centra menos en el destino final de Compostela y más en el viaje espiritual a través de la montaña. Es una faceta desconocida para muchos que recorren el Camino de Santiago.

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El peregrino que decide aventurarse por esta senda descubre una España rural y auténtica, un mosaico de pequeños pueblos colgados de las laderas y tradiciones ancestrales que han sobrevivido gracias al aislamiento. Lebeña no es un hito más en el mapa, sino la culminación de una búsqueda personal. Representa la recompensa para quienes se atreven a abandonar el camino trillado, ofreciendo un silencio que permite escuchar el eco de los siglos. La ausencia casi total de señalización específica para llegar a la ermita refuerza esa sensación de descubrimiento, de estar desvelando un secreto que el propio Camino de Santiago ha guardado celosamente para los más curiosos.

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