sábado, 2 agosto 2025

El error en la declaración de la Renta por un piso alquilado que te puede costar una sanción de hasta el 150% de lo no declarado

La declaración de la Renta se convierte cada año en un laberinto de casillas y normativas para millones de contribuyentes, pero existe un descuido, a menudo intencionado, que se ha posicionado como uno de los objetivos prioritarios de la Agencia Tributaria. Nos referimos a la omisión de los ingresos obtenidos por el alquiler de una vivienda. Lo que para muchos propietarios es una tentación de obtener un dinero extra libre de impuestos, para Hacienda representa una de las bolsas de fraude fiscal más perseguidas. La creencia de que ese dinero en efectivo o esa transferencia mensual pasa desapercibida es, a día de hoy, una fantasía peligrosa que puede tener consecuencias económicas devastadoras para el infractor.

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La sofisticación de los sistemas de cruce de datos ha transformado por completo el panorama del control fiscal en España. La Agencia Tributaria ya no es una entidad que revisa papeles al azar, sino un gigante tecnológico que analiza volúmenes masivos de información de manera automatizada. Confiar en que un alquiler no declarado pasará inadvertido es, por tanto, un juego de azar con las probabilidades en contra, donde la Administración cuenta con todas las cartas marcadas gracias a la interconexión de registros públicos y privados. Este nuevo escenario obliga a los propietarios a reconsiderar seriamente los riesgos, pues el cerco sobre el alquiler sumergido es cada vez más estrecho y efectivo.

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¿QUÉ GASTOS PUEDO DEDUCIR? LA OTRA CARA DE LA MONEDA FISCAL

Fuente Freepik

Muchos propietarios caen en la trampa de la economía sumergida por un desconocimiento profundo de la fiscalidad del alquiler. Creen que la totalidad del ingreso irá a parar a las arcas del Estado, pero la realidad es muy diferente. La legislación del IRPF permite deducir una larga lista de gastos asociados a la vivienda alquilada, lo que reduce considerablemente la base imponible y, por tanto, el impuesto a pagar. Entre los gastos deducibles se encuentran el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI), los gastos de comunidad de propietarios, las primas de seguros del hogar, las tasas de basura o los costes de formalización del contrato. Declarar correctamente no solo es una obligación, sino que también abre la puerta a una serie de beneficios fiscales que suavizan el impacto tributario.

Además de los gastos corrientes, también son deducibles los intereses de la hipoteca y otros gastos de financiación, así como los costes de reparación y conservación del inmueble, como pintar, arreglar una instalación o sustituir elementos dañados. Pero el mayor incentivo para declarar los ingresos en la Renta es, sin duda, la reducción del 60% sobre el rendimiento neto. Esto significa que, una vez restados todos los gastos deducibles al ingreso bruto, sobre la cantidad resultante se aplica una bonificación del 60% antes de integrarla en la base imponible del IRPF, un beneficio fiscal potentísimo que se pierde por completo si es Hacienda quien descubre el fraude. Al final, declarar correctamente puede resultar mucho más rentable de lo que parece.

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