sábado, 2 agosto 2025

Este es el error al descongelar la carne de esta forma que multiplica el riesgo de bacterias, según la AESAN

La carne es un pilar fundamental en la dieta y la gastronomía de nuestro país, protagonista de innumerables recetas que pasan de generación en generación. Sin embargo, en el proceso que va del congelador al plato, existe un gesto cotidiano, casi un ritual doméstico, que encierra un peligro invisible y subestimado. Dejar esa pieza de carne sobre la encimera de la cocina para que se descongele lentamente a temperatura ambiente es una costumbre extendida, pero la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) advierte de que es, precisamente, el camino más corto para multiplicar el riesgo de bacterias y poner en jaque nuestra salud.

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Lo que parece un método inofensivo y cómodo es en realidad una invitación a la proliferación de microorganismos patógenos. La superficie de la carne se descongela mucho más rápido que su interior, entrando en lo que los expertos denominan la «zona de peligro» de temperatura, un rango ideal para que las bacterias se reproduzcan a una velocidad alarmante. Este simple acto, repetido en miles de hogares cada día, convierte un alimento seguro en un potencial foco de intoxicaciones alimentarias que podríamos evitar fácilmente con un poco de conocimiento y planificación. La seguridad en la cocina empieza mucho antes de encender el fuego, y entender los porqués es la mejor herramienta de prevención.

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ERRORES COMUNES QUE VAN MÁS ALLÁ DE LA DESCONGELACIÓN

Fuente Pexels

El manejo seguro de la carne cruda no termina con una correcta descongelación. Uno de los errores más extendidos es volver a congelar un producto que ya ha sido descongelado. Esta práctica es altamente peligrosa. Una vez que la carne ha perdido el frío protector de la congelación, las bacterias que pudieran estar presentes comienzan a activarse y multiplicarse. Si volvemos a congelarla, no eliminamos esas bacterias, simplemente detenemos su crecimiento temporalmente. Al descongelarla por segunda vez, partimos de una carga bacteriana mucho mayor que la original, multiplicando exponencialmente el riesgo de intoxicación. La única excepción a esta regla es si la carne descongelada se ha cocinado completamente; en ese caso, el producto cocinado sí puede volver a congelarse con seguridad.

Otro fallo garrafal es lavar el pollo o cualquier otra carne cruda bajo el grifo del fregadero. Lejos de limpiar el producto, esta acción provoca un efecto aerosol que dispersa las bacterias por toda la cocina. Las salpicaduras de agua, invisibles a nuestros ojos, pueden contaminar la encimera, los utensilios cercanos, los paños de cocina e incluso otros alimentos que estén listos para consumir. El calor del cocinado es el único método eficaz para eliminar las bacterias de forma segura, por lo que la recomendación es sacar la carne del envase y llevarla directamente a la sartén o la tabla de cortar, secándola previamente con papel de cocina si fuera necesario para lograr un mejor dorado.

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