sábado, 2 agosto 2025

Si tienes un viaje tienes que conocer el método de los pilotos para no dormirse en vuelos largos que puedes aplicar en tus viajes en coche

Si tienes un viaje por delante, ya sea por las largas rectas de Castilla o las sinuosas carreteras de la cornisa cantábrica, la somnolencia es ese compañero de fatigas que nadie ha invitado pero que siempre amenaza con aparecer. Es un enemigo sigiloso, casi imperceptible al principio, que se manifiesta en un parpadeo más lento, un bostezo que se contagia al silencio del habitáculo o una leve pérdida de la noción del tiempo. Lo que a menudo subestimamos como un simple cansancio, es en realidad una de las mayores amenazas al volante, un factor concurrente en miles de accidentes cada año en nuestras carreteras. La solución, sin embargo, podría estar más cerca de lo que pensamos, oculta a plena vista en los protocolos de la élite de la aviación mundial y validada por la ciencia más exigente.

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Lejos de pócimas mágicas o soluciones de ciencia ficción, el remedio contra el agotamiento en rutas prolongadas es una técnica de una simplicidad asombrosa, pero de una eficacia científicamente contrastada. Se trata de la denominada ‘siesta estratégica de la NASA’, un método que no requiere más que un temporizador y la disciplina para respetar sus tiempos. Este breve descanso, concebido para mantener en alerta máxima a los astronautas y pilotos en las condiciones más extremas, se revela ahora como una herramienta revolucionaria para el conductor común. Entender su funcionamiento y aprender a aplicarlo correctamente puede transformar por completo la forma en que afrontamos un largo viaje por carretera, convirtiendo un riesgo potencial en una anécdota controlada y elevando nuestra seguridad a un nuevo nivel.

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MÁS ALLÁ DE LA SIESTA: OTROS HÁBITOS DE PILOTO PARA COMBATIR LA FATIGA

Fuente: Freepik

Aunque la siesta estratégica es una herramienta potentísima, los profesionales del aire la integran dentro de un conjunto más amplio de hábitos destinados a combatir la fatiga. Uno de los más importantes es la nutrición y la hidratación antes y durante su «jornada laboral». Antes de emprender un viaje largo, es crucial evitar las comidas copiosas, ricas en grasas y azúcares, que provocan picos de glucosa seguidos de un inevitable bajón energético. En su lugar, una alimentación ligera y una hidratación constante son pilares fundamentales para mantener la concentración, optando por agua o bebidas sin azúcar en lugar de refrescos energéticos cuyo efecto es efímero y engañoso.

Otro aspecto fundamental es la gestión del entorno y la planificación de las paradas. Los pilotos no esperan a estar agotados para descansar; lo hacen de forma preventiva. En la carretera, esto se traduce en programar una parada cada dos horas o cada doscientos kilómetros, independientemente de cómo nos sintamos. Además, mantener el habitáculo a una temperatura fresca y bien ventilado ayuda a combatir la aparición de la monotonía y el sopor. Entender que cada viaje es un desafío para nuestra resistencia, actuar de forma preventiva es mucho más eficaz que reaccionar cuando el agotamiento ya ha hecho acto de presencia.

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