sábado, 2 agosto 2025

La ‘cláusula fantasma’ de las hipotecas: una línea en la letra pequeña que te puede subir la cuota

Las hipotecas son, para la mayoría de los españoles, el contrato más importante de su vida, la llave que abre la puerta al sueño de un hogar propio. Es un viaje financiero a largo plazo, una relación de décadas con una entidad bancaria que se basa, o debería basarse, en la confianza y la transparencia. Sin embargo, en la maraña legal de estos contratos, a menudo se esconden trampas diseñadas para desequilibrar la balanza a favor del banco. La última y más sutil de estas amenazas es una ‘cláusula fantasma’, una línea casi invisible en la letra pequeña que puede hacer saltar por los aires nuestra planificación económica.

Publicidad

Este nuevo peligro no tiene la mala fama de sus predecesoras, como las cláusulas suelo, pero su potencial dañino es igual o incluso mayor. Se trata de una disposición que permite a la entidad realizar revisiones extraordinarias de la cuota, al margen del Euríbor, vinculándolas a índices poco o nada transparentes. Es un as en la manga para el banco, una bomba de relojería contractual que el cliente firma sin ser consciente de su existencia y que puede activarse en el momento más inoportuno, convirtiendo la estabilidad de una cuota predecible en una auténtica montaña rusa financiera.

4
¿ES LEGAL ESTE ABUSO? LA ZONA GRIS QUE EXPLOTAN LOS BANCOS

Fuente Pexels

La legalidad de estas cláusulas se mueve en un terreno pantanoso. Desde un punto de vista puramente formal, si la cláusula está en el contrato que el cliente ha firmado, podría argumentarse que es legal. Sin embargo, la legislación española y europea sobre protección de los consumidores es muy clara en cuanto a la necesidad de transparencia y el equilibrio entre las partes. Una cláusula que no ha sido negociada individualmente y que causa un desequilibrio importante en detrimento del consumidor, puede ser declarada nula por abusiva en los tribunales.

El problema, como siempre, es la vía judicial. Demostrar la abusividad de una de estas cláusulas requiere un proceso largo, costoso y de resultado incierto. El hipotecado debe probar que no fue informado adecuadamente de su existencia y de sus consecuencias, una tarea complicada. Los bancos se escudan en la firma del contrato y en la entrega de la documentación informativa (FIPRE y FEIN), convirtiendo la reclamación en una ardua batalla legal de David contra Goliat. Saben que la mayoría de los afectados no llegará hasta el final por el desgaste que supone.

Publicidad
Publicidad