El error más común al cambiar los neumáticos de nuestro coche, una tarea aparentemente rutinaria y sin mayor trascendencia, puede desembocar en una de las peores pesadillas para cualquier conductor: la anulación completa de la cobertura del seguro en caso de siniestro. La clave de este grave problema reside en una decisión que muchos toman a la ligera, ya sea por estética, por una recomendación poco profesional o por un simple desconocimiento de la normativa vigente. Montar unas gomas con medidas diferentes a las homologadas específicamente para nuestro vehículo en su ficha técnica, un detalle que la mayoría de los conductores pasa por alto, puede convertir una simple decisión de mantenimiento en una pesadilla financiera y legal de consecuencias devastadoras e imprevisibles.
Esta situación pone de manifiesto una peligrosa desconexión entre las modificaciones que los usuarios realizan en sus vehículos y la comprensión de las implicaciones legales y técnicas que estas conllevan. Muchos conductores se aventuran a cambiar las dimensiones de sus ruedas, creyendo que una apariencia más deportiva o un supuesto mejor agarre justifica cualquier modificación, sin ser conscientes de que están alterando un componente de seguridad fundamental. El vehículo deja de ser, a ojos de la ley y de la aseguradora, el mismo para el que se expidió una póliza y se certificó su aptitud para circular, abriendo la puerta a un laberinto de problemas que va mucho más allá de una simple multa de tráfico.
1LA FICHA TÉCNICA: EL DNI DE TU COCHE QUE NADIE MIRA
La ficha de inspección técnica, ese documento verde o blanco que solemos guardar en la guantera y olvidar, es en realidad el contrato técnico entre nuestro vehículo y la legalidad vigente. En ella se especifican con precisión milimétrica todas las características que definen al coche tal y como salió de fábrica y fue homologado para circular por las carreteras españolas. Entre esos datos, los relativos a las ruedas son de una importancia capital. No solo se indica la medida exacta del neumático (anchura, perfil y diámetro de la llanta), sino también los códigos de carga y velocidad mínimos exigidos, que garantizan que el componente soportará el peso y las prestaciones del vehículo en condiciones seguras. Ignorar esta información es como ignorar las advertencias de un medicamento.
Aunque la legislación contempla un pequeño margen de tolerancia, conocido como la regla del tres por ciento para el diámetro exterior, la elección de nuevos neumáticos no es un campo abierto a la libre interpretación. Esta flexibilidad está diseñada para absorber pequeñas diferencias entre fabricantes, no para dar carta blanca a cambios sustanciales. Incluso si un neumático alternativo entra dentro de ese exiguo margen, un margen que la normativa contempla para ofrecer cierta flexibilidad, pero que está sujeto a condiciones muy estrictas que no se pueden obviar, como mantener un código de carga y velocidad igual o superior al original. Cualquier alteración fuera de estos parámetros convierte automáticamente a nuestro vehículo en no apto para la circulación, con todo lo que ello implica.