El error más común al cambiar los neumáticos de nuestro coche, una tarea aparentemente rutinaria y sin mayor trascendencia, puede desembocar en una de las peores pesadillas para cualquier conductor: la anulación completa de la cobertura del seguro en caso de siniestro. La clave de este grave problema reside en una decisión que muchos toman a la ligera, ya sea por estética, por una recomendación poco profesional o por un simple desconocimiento de la normativa vigente. Montar unas gomas con medidas diferentes a las homologadas específicamente para nuestro vehículo en su ficha técnica, un detalle que la mayoría de los conductores pasa por alto, puede convertir una simple decisión de mantenimiento en una pesadilla financiera y legal de consecuencias devastadoras e imprevisibles.
Esta situación pone de manifiesto una peligrosa desconexión entre las modificaciones que los usuarios realizan en sus vehículos y la comprensión de las implicaciones legales y técnicas que estas conllevan. Muchos conductores se aventuran a cambiar las dimensiones de sus ruedas, creyendo que una apariencia más deportiva o un supuesto mejor agarre justifica cualquier modificación, sin ser conscientes de que están alterando un componente de seguridad fundamental. El vehículo deja de ser, a ojos de la ley y de la aseguradora, el mismo para el que se expidió una póliza y se certificó su aptitud para circular, abriendo la puerta a un laberinto de problemas que va mucho más allá de una simple multa de tráfico.
2MÁS ALLÁ DEL SEGURO: MULTAS Y PROBLEMAS EN LA ITV QUE TE ESPERAN

El primer encontronazo con la realidad al circular con unos neumáticos no conformes suele llegar de la mano de la autoridad competente. Un control rutinario de la Guardia Civil o de la Policía Local puede detectar fácilmente la discrepancia entre las ruedas montadas y las que figuran en la ficha técnica. La consecuencia directa es una sanción económica por cometer una infracción grave contra la seguridad vial. Esta multa, una sanción económica que puede ascender a varios cientos de euros por cada rueda, representa solo la punta del iceberg de los problemas que podemos enfrentar, ya que en casos flagrantes los agentes pueden llegar a decretar la inmovilización del vehículo por no reunir las condiciones técnicas mínimas para circular.
El segundo filtro insalvable es la Inspección Técnica de Vehículos. Acudir a la ITV con unos neumáticos cuyas medidas no se corresponden con las homologadas o sus equivalentes legales es sinónimo de un resultado desfavorable. Los inspectores consideran esta anomalía como un defecto grave, lo que implica un rechazo directo y la obligación de volver al taller para corregir el error y montar las gomas correctas. Este contratiempo no solo supone una molestia, lo que nos obligará a volver al taller para subsanar el error, con el consiguiente gasto duplicado y la pérdida de tiempo que ello supone, sino que evidencia la importancia que la administración otorga a este componente vital para la seguridad del vehículo y del resto de usuarios de la vía.