domingo, 3 agosto 2025

El truco del ‘sol artificial’ en restaurantes: por qué la iluminación amarilla hace que comas un 30% más

El truco del ‘sol artificial’ en los restaurantes es mucho más que una simple elección decorativa, se trata de una poderosa herramienta psicológica diseñada para influir directamente en nuestro comportamiento. La ciencia, y en concreto un revelador estudio de la Universidad de Valencia, confirma que la exposición a una iluminación de tonos cálidos y amarillentos no solo nos hace sentir más cómodos, sino que estimula nuestro apetito de una forma asombrosa. Esta manipulación sutil del ambiente, una estrategia de neuromarketing tan sutil como efectiva que nos incita a consumir más sin que seamos conscientes de ello, y que apela directamente a nuestros instintos más primarios. Nos predispone a bajar la guardia, a relajarnos y, en consecuencia, a pedir más.

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Esta estrategia lumínica busca replicar la calidez del atardecer o la luz de las velas, momentos que nuestro cerebro asocia evolutivamente con la seguridad, el descanso y la recompensa tras una larga jornada. Al sumergirnos en esta atmósfera dorada, los locales de hostelería no solo venden comida, sino que venden una experiencia de confort y bienestar. Se crea así, un ambiente que nos predispone a bajar la guardia, a sentirnos a gusto y, en consecuencia, a prolongar la estancia y el consumo, transformando una simple cena en una experiencia mucho más rentable para el negocio. La próxima vez que te encuentres en un local particularmente acogedor, presta atención a la luz; es muy probable que no sea una casualidad.

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MÁS ALLÁ DE LA BOMBILLA: CÓMO EL AMBIENTE COMPLETO NOS INVITA A QUEDARNOS

Fuente: Freepik

La iluminación es la piedra angular, pero su efectividad se multiplica cuando se integra en una estrategia sensorial completa. Los restaurantes de éxito entienden que deben seducir a todos nuestros sentidos, no solo al gusto. La música suave y a un volumen adecuado, la comodidad de las sillas, la temperatura agradable del local y una decoración cuidada son elementos que trabajan en sintonía con la luz cálida. Juntos, creando un ecosistema sensorial diseñado para que nos sintamos tan cómodos que perdamos la noción del tiempo, y con ella, el control sobre nuestro apetito.

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Este diseño ambiental coherente es lo que diferencia a un local mediocre de uno memorable. Una luz acogedora no servirá de mucho si la música es estridente o si las sillas son incómodas. Por ello, los interioristas y expertos en marketing para restaurantes se esmeran en que todo contribuya al mismo fin. De esta manera, cada elemento está calculado para reducir el estrés y fomentar un estado de ánimo relajado y receptivo, ideal para el disfrute gastronómico. La experiencia se vuelve envolvente y nos dejamos llevar, consumiendo más casi sin darnos cuenta.

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