martes, 5 agosto 2025

El truco del ‘sol artificial’ en restaurantes: por qué la iluminación amarilla hace que comas un 30% más

El truco del ‘sol artificial’ en los restaurantes es mucho más que una simple elección decorativa, se trata de una poderosa herramienta psicológica diseñada para influir directamente en nuestro comportamiento. La ciencia, y en concreto un revelador estudio de la Universidad de Valencia, confirma que la exposición a una iluminación de tonos cálidos y amarillentos no solo nos hace sentir más cómodos, sino que estimula nuestro apetito de una forma asombrosa. Esta manipulación sutil del ambiente, una estrategia de neuromarketing tan sutil como efectiva que nos incita a consumir más sin que seamos conscientes de ello, y que apela directamente a nuestros instintos más primarios. Nos predispone a bajar la guardia, a relajarnos y, en consecuencia, a pedir más.

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Esta estrategia lumínica busca replicar la calidez del atardecer o la luz de las velas, momentos que nuestro cerebro asocia evolutivamente con la seguridad, el descanso y la recompensa tras una larga jornada. Al sumergirnos en esta atmósfera dorada, los locales de hostelería no solo venden comida, sino que venden una experiencia de confort y bienestar. Se crea así, un ambiente que nos predispone a bajar la guardia, a sentirnos a gusto y, en consecuencia, a prolongar la estancia y el consumo, transformando una simple cena en una experiencia mucho más rentable para el negocio. La próxima vez que te encuentres en un local particularmente acogedor, presta atención a la luz; es muy probable que no sea una casualidad.

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CONVIERTE TU HOGAR EN UN FESTÍN: EL TRUCO DE LA ILUMINACIÓN EN TU PROPIO COMEDOR

Fuente: Freepik

La buena noticia es que esta estrategia no es exclusiva de los profesionales de la hostelería. Podemos aplicar los mismos principios en nuestro hogar para mejorar nuestras propias veladas. Simplemente cambiando las bombillas del comedor por unas de tono cálido (buscando temperaturas de color en torno a los 2700K) o instalando reguladores de intensidad, se puede replicar la atmósfera acogedora de nuestros locales favoritos para hacer las cenas más especiales, fomentando la conversación y el disfrute en la mesa. No se trata de engañar a nuestros invitados como hacen algunos restaurantes, sino de crear un ambiente genuinamente más agradable.

Es fundamental diferenciar la iluminación según el uso de cada estancia. Así como en la cocina o en una zona de estudio se recomienda una luz más blanca y neutra para favorecer la concentración y ver con claridad, el comedor se beneficia enormemente de la calidez. Aplicar el «truco» de los restaurantes en casa no significa que vayamos a comer un 30% más cada día, pero sí nos ayudará a desconectar del estrés diario. Al final, la clave está en adaptar la temperatura del color de la luz al propósito de cada espacio, utilizando la iluminación como una herramienta para influir en nuestro estado de ánimo y comportamiento.

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