La vitamina C es uno de los nutrientes más mencionados cuando se habla de salud y prevención de enfermedades. Desde hace décadas, su fama como aliada del sistema inmunitario ha llevado a muchas personas a consumirla en suplementos, creyendo que así pueden reforzar sus defensas o incluso curar resfriados. Sin embargo, no todas las creencias populares sobre la vitamina C tienen un respaldo científico, y los especialistas insisten en que su verdadero papel en el organismo va más allá de los mitos.
Aunque la vitamina C está presente de forma natural en alimentos como naranjas, limones, pimientos o espinacas, no todos confían únicamente en la dieta para obtenerla. Los suplementos han ganado popularidad, pero los expertos recuerdan que, salvo en casos concretos, no son necesarios si se mantiene una alimentación equilibrada. El inmunólogo Alfredo Corell, catedrático de la Universidad de Sevilla, ha desmentido varias de las ideas erróneas más extendidas, dejando claro que, cuando se trata de esta vitamina, la información fiable es clave para no caer en falsas promesas.
2La vitamina C frente a otros suplementos

En su intervención, Corell aprovechó para comparar la seguridad de la vitamina C con otros suplementos, como la vitamina D, que, a diferencia de la primera, no es hidrosoluble sino liposoluble. Esto significa que la vitamina D se almacena en la grasa corporal y, en exceso, puede provocar problemas de salud graves. De hecho, mencionó un reciente caso en Mallorca donde varias personas fueron hospitalizadas por intoxicación debido a sobredosis de vitamina D.
Este ejemplo subraya a la perfección la importancia de no automedicarse ni suplementarse sin control médico. Mientras que un exceso de vitamina C simplemente se expulsa, un exceso de vitamina D puede acumularse y generar daños serios, razón por la que el especialista recomienda precaución y asesoramiento profesional antes de iniciar cualquier suplementación.