La política en Castilla-La Mancha está viviendo una agitación creciente, especialmente en lo que respecta a las críticas al presidente Emiliano García-Page, tanto desde dentro de su propio partido como desde fuera. Dentro de los círculos del PSOE regional, las tensiones con la dirección nacional del partido, liderada por Pedro Sánchez, han llevado a la creación de un clima de frustración y desafección.
Las críticas hacia Page no solo provienen de sectores del PP, sino también de una parte de los socialistas de la región, quienes perciben al presidente como un político oportunista, más preocupado por sus intereses personales que por la coherencia ideológica y política del partido. Este malestar se agudiza por los recientes episodios, como la postura de García-Page respecto al modelo de financiación autonómica, especialmente en lo relacionado con el «cupo catalán».
La declaración de Page de que el acuerdo con los independentistas para un modelo de financiación singular es inviable para España, y su insistencia en que su partido debe detener la estrategia de ganar tiempo, muestran una desconfianza hacia las políticas adoptadas por el gobierno central.
En este sentido, el líder castellano-manchego ha dejado claro que, más allá de su compromiso con el PSOE, su lealtad a los intereses de Castilla-La Mancha prevalece sobre cualquier otra consideración partidaria.
«GRAN ACTOR»
La tensión en Castilla-La Mancha se reflejan también en las palabras del presidente del PP regional, Paco Núñez, quien no ha dudado en calificar a Page como «un gran actor» que «habla mucho pero vota poco».
A su juicio, Page tiene el poder para cambiar el rumbo de la legislatura, incluso para tumbar al gobierno de Pedro Sánchez, pero se muestra demasiado reticente a dar ese paso.
PAGE SE DESMARCA DE MORENO
Las críticas de García-Page se han intensificado contra el «cupo catalán» y la posibilidad de que el modelo financiero español se vea fragmentado. Aunque Page se ha mostrado en desacuerdo con la negociación entre el gobierno de Sánchez y los independentistas, muchos le acusan de no dar pasos concretos para frenar lo que considera un error político.

El propio García-Page, al ser consultado sobre la posibilidad de un frente común contra el «cupo», se ha distanciado de la propuesta de Juanma Moreno, presidente de la Junta de Andalucía, y ha dejado claro que, aunque hay coincidencias en cuanto a la defensa de un modelo más justo para todas las comunidades, no está dispuesto a formar alianzas fuera de su partido para confrontar al Gobierno central.
DOS BANDOS
El distanciamiento de García-Page con la dirección nacional del PSOE ha generado una especie de desconcierto en el seno de los socialistas de Castilla-La Mancha, quienes ahora se encuentran divididos entre aquellos que le apoyan sin reservas y los que consideran que su postura oportunista es una traición a los principios fundamentales del partido.
Algunos miembros del PSOE regional ven a Page como un líder que juega a posicionarse como una voz crítica contra Sánchez. Esto se convierte en un juego que podría ser peligroso para un partido que busca mantener la unidad ante el creciente desafío de la oposición.
A PAGE LE LLUEVEN BALAS DESDE EL PP
El propio García-Page, en una reciente intervención, fue claro al rechazar la posibilidad de que Cataluña gestione sus propios impuestos, considerando que este tipo de acuerdos no son más que una retórica inflamada y un peligro para el modelo financiero español.
A nivel nacional, el PP ha intensificado su campaña contra García-Page, acusándolo de ser un político que habla mucho pero no toma medidas efectivas para frenar lo que consideran los errores del Gobierno de Sánchez.
En especial, Miguel Tellado, secretario general del PP, ha lanzado duras críticas, sugiriendo que Page está más interesado en mantener su puesto que en luchar por los intereses de los castellano-manchegos.