El alcohol sigue siendo uno de los grandes puntos ciegos en el debate sobre salud pública en España, pues a pesar de las campañas contra el tabaco y las drogas, esta sustancia goza de una aceptación social que la convierte en protagonista de celebraciones, reuniones y momentos de ocio. El inmunólogo Alfredo Corell ha puesto sobre la mesa un mensaje claro, y es que no existe un alcohol que pueda calificarse como saludable, por mucho que queramos creer lo contrario.
En pleno verano, con terrazas llenas y copas en cada mesa, Corell recordó en una entrevista en ‘Hora 25’ de la Cadena SER que “vivimos en un país donde el consumo de alcohol está profundamente normalizado” y que, incluso, quien decide no beber suele ser etiquetado como “aburrido” o “antisocial”. Para él, esta presión cultural apenas se cuestiona y es uno de los factores que más dificulta una visión realista sobre sus efectos.
3Es necesario tener más conciencia y hacer menos justificaciones

El alcohol no desaparecerá de la vida social española, pero para Corell la clave está en cambiar la forma en la que lo percibimos. No se trata de demonizarlo sin matices, sino de entender que, aunque pueda disfrutarse de forma ocasional, sus efectos no son inocuos. Asumir que se trata de un “placer culpable” y no de un gesto saludable es un primer paso hacia una relación más honesta con la bebida.
En un país donde levantar una copa es casi un gesto automático, el mensaje del inmunólogo no es prohibitivo, sino reflexivo, es simple y preciso, y es que la salud no mejora con alcohol, y cuanto antes lo aceptemos, mejor podremos decidir cómo y cuándo lo consumimos. Corell insiste en que no se trata de vivir bajo un régimen de privaciones, sino de ser conscientes de lo que ingerimos y de las consecuencias que puede traer para nuestras vidas a largo plazo.