lunes, 4 agosto 2025

El ‘impuesto al sol’ ha vuelto (y no te has dado cuenta): así te están cobrando por la energía que producen tus placas solares y no consumes

El famoso impuesto al sol ha vuelto de una forma mucho más sigilosa y, probablemente, sin que te hayas percatado de ello en tu factura mensual. Muchos usuarios de autoconsumo, creyendo haber dejado atrás las polémicas tasas sobre la generación propia de energía, empiezan a descubrir con asombro que sus facturas no reflejan el ahorro prometido cuando decidieron apostar por la sostenibilidad y la eficiencia energética. Este desconcierto inicial da paso a una cruda realidad: aunque el marco legal ha cambiado, la picaresca de algunas empresas ha encontrado nuevas vías para seguir gravando, de facto, la producción eléctrica particular, poniendo en jaque la rentabilidad de miles de instalaciones fotovoltaicas en toda España.

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Lo que estamos presenciando no es una resurrección del antiguo y denostado peaje de respaldo, sino más bien una reencarnación adaptada a los nuevos tiempos. Se trata de un mecanismo encubierto que se esconde en la letra pequeña de los contratos de suministro. Mediante una serie de cargos y peajes, disfrazados bajo eufemismos como ‘costes de gestión’ o ‘peajes por excedentes’, que merman la rentabilidad de las placas solares, las compañías eléctricas han logrado crear una especie de impuesto al sol 2.0. Una estrategia que afecta directamente a la energía que produces pero no consumes instantáneamente, ese excedente que viertes a la red con la esperanza de obtener una compensación justa que nunca llega en su totalidad.

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EL TRUCO ESTÁ EN LOS EXCEDENTES: ¿QUÉ PASA CON LA ENERGÍA QUE TE SOBRA?

Fuente: Freepik

El núcleo de esta nueva problemática reside en la gestión de los excedentes de autoconsumo. Cuando tus paneles solares producen más electricidad de la que estás consumiendo en ese preciso instante, esa energía sobrante se vierte automáticamente a la red eléctrica general. La normativa actual contempla una modalidad de compensación simplificada, donde la compañía te descuenta de tu factura el valor de esa energía excedentaria, un mecanismo que debería ser sinónimo de ahorro. El problema surge cuando las comercializadoras introducen cargos adicionales que se aplican precisamente sobre esa energía vertida, reduciendo drásticamente o incluso anulando el beneficio esperado por el usuario.

Estos cargos adoptan diversas denominaciones para pasar desapercibidos, pero su efecto es siempre el mismo: penalizar al autoconsumidor. Hablamos de «costes de desvíos», «servicios de ajuste» o «gastos de representación en el mercado», conceptos técnicos que la mayoría de los clientes no comprende. En la práctica, la comercializadora está aplicando una tarifa por gestionar una energía que tú mismo has generado, convirtiendo lo que debería ser un ingreso o un descuento en una nueva fuente de costes. Esta estrategia es la que configura este moderno impuesto al sol, una barrera económica que no estaba en los cálculos de nadie.

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