Afrontar la ‘lista negra’ de la ITV es una preocupación recurrente para millones de conductores en España, un trámite que muchos perciben como un mero formalismo burocrático, pero que en realidad esconde una complejidad que puede dar al traste con nuestras previsiones. Solemos centrar nuestra atención en los grandes fallos mecánicos, aquellos que suenan a avería cara y visita ineludible al taller, ignorando que el verdadero peligro para nuestro bolsillo y nuestra paciencia reside en la acumulación de pequeños defectos. Son esas minucias, aparentemente inofensivas, las que, sumadas, pueden tejer una red de la que es imposible escapar, la suma de pequeños descuidos puede transformarse en un suspenso rotundo, convirtiendo una simple inspección en una auténtica pesadilla logística y económica.
El problema fundamental radica en una percepción errónea del reglamento, donde se asume que un fallo leve es poco más que una advertencia sin consecuencias prácticas. Nada más lejos de la realidad. Los inspectores de las estaciones de ITV no solo tienen la potestad, sino la obligación de evaluar el estado general del vehículo, y es precisamente en esa visión de conjunto donde reside la clave. Si un coche presenta una colección de pequeñas taras, la normativa permite que la acumulación de faltas leves derive en una calificación desfavorable, lo que implica la inmovilización inmediata del vehículo. Este escenario obliga al propietario a contratar una grúa para llevar el coche al taller y, una vez reparado, regresar para una segunda inspección, un engorro que nadie desea experimentar.
2NEUMÁTICOS: EL ÚNICO CONTACTO CON EL ASFALTO
Los neumáticos son el único punto de unión entre el vehículo y la carretera, y su estado es un reflejo directo del mantenimiento y la seguridad del coche. Por ello, en la ITV se revisan con una meticulosidad extrema. El fallo leve más conocido y extendido es el desgaste irregular o que se aproxima al límite legal establecido, fijado en 1,6 milímetros de profundidad en las ranuras principales del dibujo. Aunque no haya alcanzado todavía ese umbral crítico, un desgaste anómalo en los flancos o en el centro de la banda de rodadura es una señal inequívoca de problemas de alineación o de presiones incorrectas, y será registrado como un defecto que, acumulado a otros, puede tener consecuencias nefastas en el veredicto final de la inspección.
Sin embargo, el análisis de las ruedas va mucho más allá de la simple profundidad del dibujo. Los inspectores buscan activamente cualquier signo de deterioro que pueda comprometer la integridad estructural del neumático. Esto incluye la presencia de grietas, abultamientos, deformaciones o cortes en los flancos, imperfecciones que pueden anticipar un reventón a alta velocidad. Del mismo modo, se comprueba la homologación y la correspondencia de las medidas con las especificadas en la ficha técnica del vehículo, montar neumáticos de diferentes marcas o modelos en el mismo eje es otro de esos fallos leves que se suman peligrosamente, contribuyendo a la imagen de un vehículo descuidado y potencialmente inseguro a ojos del profesional de la ITV.