La posibilidad de devolver un producto comprado en una feria es una de esas cuestiones que generan un mar de dudas entre los consumidores. Todos nos hemos visto alguna vez paseando por un mercado de artesanía, una feria de muestras o un evento similar, donde la atmósfera festiva y la persuasión del vendedor nos llevan a realizar una compra impulsiva. Sin embargo, al llegar a casa, la euforia inicial se desvanece y surge el arrepentimiento o simplemente la constatación de que el artículo no encaja con nuestras necesidades reales. Es en ese preciso instante cuando la pregunta clave resuena con fuerza, ¿puedo realmente anular esta compra y recuperar mi dinero? La respuesta, para sorpresa de muchos, es afirmativa y se encuentra sólidamente amparada por la legislación vigente que protege al consumidor.
La normativa española, en concreto la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios, es extraordinariamente clara al respecto, aunque su conocimiento no esté tan extendido como debería. Esta ley establece un mecanismo de protección fundamental conocido como el derecho de desistimiento, pensado precisamente para las compras realizadas fuera de un establecimiento mercantil permanente. El espíritu de la norma es proteger al ciudadano de las técnicas de venta más agresivas o de la falta de un entorno tranquilo para la reflexión, equilibrando la balanza entre el consumidor y el vendedor en un contexto de compra menos convencional. Comprender este derecho no solo nos empodera, sino que nos proporciona la tranquilidad de saber que una decisión apresurada tiene marcha atrás, sin necesidad de dar explicaciones ni de que el producto presente defecto alguno.
5CUANDO EL VENDEDOR DICE «NO»: TUS ARMAS LEGALES PARA HACER VALER TU DERECHO

Desafortunadamente, no todos los vendedores cumplen con sus obligaciones legales y es posible encontrarse con una negativa a la hora de querer devolver un producto. Ante esta situación, el consumidor no debe darse por vencido, pues dispone de varias herramientas para hacer valer sus derechos. El primer paso es presentar una hoja de reclamaciones oficial en el propio establecimiento o, si no es posible, directamente en la Oficina Municipal de Información al Consumidor (OMIC) más cercana o en los servicios de consumo de la comunidad autónoma. Estos organismos públicos, que ofrecen un servicio de mediación gratuito y muy eficaz, pueden interceder para resolver el conflicto sin necesidad de llegar a los tribunales.
Si la vía de la mediación no da sus frutos o el vendedor persiste en su negativa a aceptar la devolución y reembolsar el dinero, queda la vía judicial. Para reclamaciones de cuantía inferior a 2.000 euros, se puede acudir a un juicio verbal sin necesidad de abogado ni procurador, lo que simplifica y abarata el proceso. Es fundamental haber guardado toda la documentación posible: el tique o factura de compra, la publicidad del producto y, sobre todo, la prueba de haber comunicado el desistimiento en plazo. Aunque pueda parecer un camino tedioso, defender los derechos como consumidor es un acto que beneficia al conjunto de la sociedad, forzando a las empresas a cumplir con la normativa y a respetar la decisión legítima de devolver un producto.