jueves, 7 agosto 2025

El ejercicio que los neurocientíficos recomiendan para frenar el deterioro cognitivo: son solo 12 minutos al día

El ejercicio físico se ha consolidado como un pilar fundamental para una vida saludable, pero la vorágine diaria a menudo nos deja sin tiempo para rutinas extensas. Sin embargo, la ciencia nos abre una puerta inesperada hacia una solución tan eficaz como accesible. Investigadores del ámbito de la neurociencia han identificado una práctica que, con apenas doce minutos al día, podría ser la clave para proteger nuestro cerebro del paso del tiempo. Este hallazgo, lejos de proponer entrenamientos extenuantes o disciplinas complejas, se centra en una actividad que muchos asocian con el ocio y el verano, pero que esconde un potencial extraordinario para nuestra salud cognitiva y que promete ser una de las herramientas más eficaces para mantener nuestra mente ágil.

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La propuesta es tan sencilla que puede generar escepticismo, pero sus fundamentos son robustos y están respaldados por estudios serios. No se trata de una fórmula mágica, sino de la aplicación de conocimientos científicos sobre cómo funciona nuestro cerebro y qué necesita para mantenerse en forma. La idea de frenar el deterioro cognitivo con una inversión de tiempo tan reducida resulta revolucionaria y abre un nuevo paradigma en el cuidado personal. Se trata de una actividad de bajo impacto que cualquiera puede adaptar a su rutina diaria, demostrando que la protección de nuestra memoria y nuestras capacidades intelectuales no exige sacrificios sobrehumanos, sino la constancia en un hábito placentero y sorprendentemente poderoso.

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MÁS ALLÁ DE LA MEMORIA: LOS BENEFICIOS COLATERALES DE UN HÁBITO REVOLUCIONARIO

Fuente Pexels

Aunque el principal foco de atención de este ejercicio es su capacidad para frenar el deterioro cognitivo, sus beneficios se extienden a muchos otros aspectos de nuestra salud mental y emocional. La natación es conocida por su potente efecto relajante. La sensación de flotar en el agua, combinada con el movimiento rítmico y la respiración controlada, reduce drásticamente los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Al mismo tiempo, estimula la producción de endorfinas, los neurotransmisores del bienestar, generando una sensación de calma y euforia. Este hábito se convierte así en un potente antídoto contra el estrés y la ansiedad del día a día, mejorando el estado de ánimo y la calidad del sueño.

Es importante destacar que no es necesario ser un nadador olímpico para obtener estos resultados. El estudio habla de «natación suave», lo que implica que el objetivo no es la velocidad ni la técnica perfecta, sino el movimiento continuo y placentero en el medio acuático. Incluso actividades como caminar en el agua, realizar ejercicios de aquagym suaves o simplemente flotar y mover las extremidades de forma relajada pueden ser tremendamente beneficiosas. La clave está en la inmersión y en la activación del sistema cardiovascular de forma moderada, por lo que la simple inmersión y el movimiento suave en el agua ya ponen en marcha estos procesos beneficiosos para nuestro cerebro. Este enfoque inclusivo y adaptable elimina cualquier excusa y pone al alcance de todos una de las herramientas más prometedoras para envejecer con una mente lúcida y activa.

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