El precio de un producto en temporada de rebajas puede ser el mayor de los anzuelos, una promesa de ahorro que nos empuja a un frenesí consumista del que a menudo salimos con más bolsas que satisfacción real. Todos hemos sentido esa descarga de adrenalina al ver una etiqueta con un precio original tachado y una cifra mucho menor al lado, creyendo que hemos cazado la ganga del siglo. Sin embargo, detrás de muchas de estas ofertas aparentemente irresistibles se esconde una estrategia calculada y engañosa, una trampa diseñada para manipular nuestra percepción del valor y hacernos abrir la cartera sin cuestionar la veracidad del descuento.
Esta práctica, conocida en el argot del consumidor como la del «precio barrido», no es un simple error de etiquetado ni una casualidad desafortunada. Se trata de una táctica deliberada empleada por algunas tiendas, tanto físicas como en línea, que consiste en inflar artificialmente los precios justo antes de que comience el periodo de rebajas. De este modo, el descuento que se anuncia parece mucho más sustancial de lo que es en realidad, creando una ilusión de oportunidad que resulta difícil de ignorar. Organizaciones de consumidores como la OCU llevan años investigando y denunciando este fenómeno que pervierte el espíritu de las rebajas.
2LA PSICOLOGÍA DETRÁS DEL TIMO: POR QUÉ CAEMOS UNA Y OTRA VEZ

Esta estrategia comercial no se basa tanto en la picaresca como en un profundo conocimiento de la psicología del consumidor. El cerebro humano utiliza atajos mentales para tomar decisiones rápidas, y uno de los más poderosos es el «efecto anclaje». Al presentarnos un precio inicial muy elevado, aunque sea ficticio, nuestra mente se «ancla» a esa cifra como punto de referencia. Cualquier precio posterior, por comparación, nos parecerá mucho más razonable y atractivo, lo que nos predispone a percibir la oferta como una ganancia significativa. La tienda no vende un producto, vende la sensación de haber tomado una decisión de compra inteligente, aunque el precio no sea tan bueno.
A este sesgo cognitivo se le suma el miedo a quedarse fuera, conocido como FOMO (Fear Of Missing Out). La idea de que una oferta tan grande es por tiempo limitado crea una sensación de urgencia que anula nuestro juicio crítico. Nos vemos impulsados a comprar de inmediato para no perder la «oportunidad», sin detenernos a verificar si el precio original era legítimo. Las tiendas explotan esta respuesta emocional, convirtiendo el acto de comprar en una carrera contra el reloj donde el pensamiento racional queda en un segundo plano frente al impulso de cazar el chollo antes de que desaparezca.