El airbag se ha consolidado en nuestras mentes como el ángel de la guarda silencioso que viaja con nosotros en cada trayecto, un elemento de seguridad pasiva que damos por sentado. Confiamos ciegamente en que, en el fatídico instante de una colisión, esta bolsa de aire se desplegará para salvarnos la vida o mitigar las lesiones. Sin embargo, este componente crucial, un dispositivo diseñado para proteger, puede convertirse en el origen de un problema legal y económico mayúsculo si no funciona correctamente o ha sido manipulado. La ignorancia, en este caso, puede salirnos muy cara.
Pocos conductores son conscientes de que el estado de este sistema de retención es un pilar fundamental en la relación contractual con su compañía de seguros. Un fallo, una desactivación no justificada o una reparación negligente pueden ser interpretados por la aseguradora como una alteración del riesgo asegurado. Esto significa que, en caso de siniestro, podríamos enfrentarnos a una desagradable sorpresa, descubriendo que la cobertura que creíamos tener se desvanece en el momento más necesario. Lo que parece un simple testigo luminoso en el salpicadero puede ser la antesala de un verdadero calvario burocrático y financiero.
2LA LUZ DELATORA EN EL SALPICADERO: LA PRIMERA ALARMA

La señal más evidente e inequívoca de un problema es el testigo luminoso del airbag en el cuadro de instrumentos. Al arrancar el coche, esta luz con el pictograma de un ocupante y una bolsa de aire debe encenderse durante unos segundos y luego apagarse. Si permanece encendida de forma fija o parpadea, el sistema está informando de una avería, una advertencia crítica que nunca debe ser ignorada por el conductor. Seguir circulando con esa luz encendida significa que, en caso de impacto, el airbag probablemente no se desplegará.
Las causas de esta avería pueden ser variadas. Desde un simple fallo en un sensor de impacto, un problema en el cableado del asiento o el volante, hasta una avería en la propia centralita que gestiona el sistema. También puede indicar que un airbag ya se desplegó en un siniestro anterior y no fue reemplazado correctamente, sino simplemente «reseteado» para apagar la luz. Casos como el escandaloso fraude de los airbag defectuosos de Takata demuestran, la importancia vital de un sistema que debe ser infalible en el momento de la verdad.