jueves, 7 agosto 2025

La receta de la abuela para un gazpacho que sorprende: ¡no lleva tomate!

El mejor gazpacho que vas a probar este verano probablemente no se parezca en nada a los que has tomado hasta ahora, y te aseguro que no volverás a mirar la carta de platos de temporada de la misma manera. Imagina por un momento que la receta sagrada, ese pilar de nuestra gastronomía que asociamos al rojo intenso del tomate, pudiera tener un alma diferente, más dulce, exótica y endiabladamente refrescante. Pues existe. Hay una versión que circula en los recetarios de algunas familias como un secreto bien guardado y que prescinde del ingrediente rey, esta receta familiar se basa en el dulzor de la sandía para crear una experiencia completamente nueva que redefine lo que entendemos por una sopa fría de verano.

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La idea puede sonar a sacrilegio para los más puristas, casi una provocación. ¿Un gazpacho sin su base de tomate? Es como una paella sin arroz o una tortilla sin huevo. Pero antes de llevarte las manos a la cabeza, piensa en la lógica aplastante que hay detrás: el frescor en su máxima expresión. Esta vuelta de tuerca no es un capricho moderno de un chef con ínfulas, sino una solución genial de la sabiduría popular para los días de calor más asfixiante, la clave reside en un equilibrio de sabores que desafía la receta tradicional andaluza pero respeta su espíritu refrescante. Es una crema vibrante que te reconcilia con el termómetro y te abre un mundo de posibilidades.

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EL SECRETO ESTÁ EN LA FRUTA REINA DEL VERANO

Fuente Freepik

La protagonista absoluta de esta historia es, cómo no, la sandía. Pero no vale cualquiera. El éxito rotundo de esta variante depende casi en exclusiva de la elección de una buena pieza. Necesitas una sandía que esté en su punto exacto de maduración: pesada para su tamaño, con la mancha de la base de un color amarillento cremoso (señal de que ha madurado al sol) y que al darle unos golpecitos suene a hueco. Es el primer paso y el más importante, el éxito de esta versión sin tomate del gazpacho depende casi por completo de la calidad y el dulzor de la sandía elegida, porque ella aportará el cuerpo, el color y el sabor principal.

Una vez en la cocina, el ritual es sencillo pero requiere mimo. Es preferible usar una variedad sin pepitas para facilitar el trabajo, aunque no es imprescindible si tienes paciencia. Lo que sí es crucial es utilizar únicamente la pulpa más roja y vibrante, desechando las partes más cercanas a la corteza, que suelen ser más blancas, insípidas y pueden aportar un regusto amargo que arruinaría el resultado, es fundamental utilizar solo la pulpa más sabrosa y madura para evitar notas indeseadas y conseguir un color espectacular, logrando así una alternativa al gazpacho andaluz que sorprende tanto a la vista como al gusto. Un plato que grita verano.

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